La tecnología está cambiando la manera de comunicarnos, de pensar y de consumir información; ya no la buscamos como antes ni prestamos atención de la misma manera.
Por Jaime Ancajima. 04 febrero, 2025. Publicado en Correo, 1 de febrero del 2025En los últimos años, las formas de estudio, enseñanza, y aprendizaje han cambiado radicalmente, en diversos ámbitos de la educación, a nivel mundial. Parte de esos grandes cambios los ha traído el uso de la inteligencia artificial, y el ciberespacio, en general, que han traído grandes beneficios; pero, al mismo tiempo, estamos perdiendo la esencia humana por la disminución de las interacciones auténticas y significativas y una vida cada vez más mediada por la tecnología.
La tecnología está cambiando la manera de comunicarnos, de pensar y de consumir información; ya no la buscamos como antes ni prestamos atención de la misma manera. La interacción humana ha cambiado radicalmente; en las reuniones amicales o familiares, muchas personas pasan buen mirando su celular. En los hogares, las familias en casa miran televisión o cada quien está conectado en su celular o laptop. En las universidades o las calles, los jóvenes (también adultos) caminan mirando sus celulares.
La famosa psiquiatra española Marian Rojas Estapé explica que la tecnología puede provocar un bloqueo mental que impide la reflexión e introspección y que el ritmo vertiginoso actual puede llevar al agotamiento emocional y a la falta de dirección. Debemos educar a las nuevas generaciones para que sepa separar lo bueno de lo que no lo es.
Según algunos estudios, somos una sociedad menos capaz intelectualmente que antes, porque la capacidad intelectual requiere de lenguaje, comunicación, memoria, capacidad de interacción con los demás, de planificar, y, desgraciadamente, si no sabemos utilizar bien la tecnología, vamos perdiendo eso que nos hace más humanos.
La tecnología debe servir a la gente, no al contrario. Innovemos, pero sin dejar de lado el componente humano.