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En cuanto a la etimología del término, sería aventurado vincular macanche con el quechua maki 'mano'. Definitivamente es nombre originario, quizás tallán. Podría atribuírsele un origen jíbaro, pues el término se registra en huambisa.

Por Carlos Arrizabalaga. 23 marzo, 2022. Publicado en Correo, el 19 de marzo de 2022.

Foto: National Geographic.

La Bothrops barnetti, según describe José Ignacio Lecuanda (1793), es una serpiente venenosa “de unas pintas coloradas, amarillas y verdes”. Puede alcanzar un tamaño notable y suele esconderse en los chopes y en las ramadas, sobre todo en las orillas. Yo he visto cómo sacaban una en la Tacna de Castilla, que se había metido en un pampón luego de la crecida. Según Brack, es la más común del norte del Perú. Lo señala Ciro Alegría en El mundo es ancho y ajeno (1941): “Una vez me encontraba por Piura en sitio onde había mucha víbora macanche”.

En Matalaché, de López Albújar (1928), se compara con el protagonista: “los ojos de José Manuel son mismamente que los del macanche cuando los clava en los pajaritos pa tragárselos”. En Taita Yoveraqué, de Vegas Seminario (1956), aparece “un macanche con tamaña cabeza”. Miguel Justino Ramírez (1950) destaca: “Los macanches serpentean los médanos y se enroscan en las estacadas”. Presenta, pues, variabilidad en su género [el / la macanche].
En un cuento de Carlos Camino Calderón, un ayabaquino le pedía al general La Mar, en 1828, que se guarde, en referencia al general Gamarra explicando que “enseñar la boca del macanche” lo decía por quitarle la careta, aunque tal expresión no se recoge en ningún repertorio.

En cuanto a la etimología del término, sería aventurado vincular macanche con el quechua maki ‘mano’. Definitivamente es nombre originario, quizás tallán. Podría atribuírsele un origen jíbaro, pues el término se registra en huambisa, aunque bien podría tratarse de un préstamo cultural en que el castellano hubiera actuado de puente para introducirlo desde la costa en aquella lengua. El presunto parentesco de los tallanes con los jíbaros (que defiende Anne Marie Hoquenguem), o bien es tan lejano que no admite demostración (contando con tan poco material de las lenguas tallanes), o bien su relación se redujo a ciertos contactos guerreros o comerciales.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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