Arturo Iván Martínez Ramírez, respetado profesional y un querido profesor de la Universidad de Piura, falleció el 2 de febrero, en Lima. Su legado perdurará en sus estudiantes y amigos.
Por Elena Belletich Ruiz. 03 febrero, 2025.Arturo Martínez, especialista en estructuras y docente de numerosas promociones de ingenieros y magísteres, llegó a la Universidad de Piura en 1992, para incorporarse al programa de Ingeniería Civil, de la Facultad de Ingeniería.
“Desde el trato inicial, se podía saber que era una excelente persona, que irradiaba paz, tranquilidad, y confianza. Uno sabía que estaba frente a una persona excepcional, lo cual se confirmó con el correr de los años, mientras nuestra amistad se hacía más fuerte”, refiere el doctor Jorge Reyes.
Por su parte, el ingeniero Gerardo Chang, quien ingresó el mismo año que el profesor Martínez al área de Estructuras expresa que, en esta casa de estudios, Arturo no solo “se desarrolló en el área académica, sino que también era un reconocido y respetado profesional en el área de estructuras. En algún momento, inclusive, trabajó en la industria del petróleo”, comenta.
Recuerda, también, que Arturo Martínez “era una persona muy amable, de hablar pausado, muy respetuoso, que se preocupó siempre de estar actualizado. Le gustaba mucho la ingeniería civil y los retos que esta suponía. En lo académico, siempre estuvo preocupado por la formación de sus alumnos”.
Arturo: amigo y colega
Estas características son reconocidas por sus amigos y colegas. Al respecto, Jorge Reyes señala: “En nuestros primeros años en Piura, tuve la oportunidad de compartir pensión con Arturo durante 4 años y allí pude conocerlo aún más como persona. Nunca lo vi triste; a pesar de algunas dificultades que se presentaron, mantuvo siempre una alegría y paz que transmitía a quienes lo rodeábamos y que lo conocíamos más allá de su carácter aparentemente reservado”.
“Era amigo de todos, siempre atento y servicial”, señala, por su parte su colega Jorge Timaná. “Me tocó compartir con él unos días en Canadá, cuando llegué para estudiar una maestría en 1996. Él estaba terminando la suya. Yo, recién llegado, andaba medio asustado y perdido; sin embargo, él me acogió en su cuarto unos días, me ayudó a buscar alojamiento, me orientó en la universidad y en la ciudad… Desde entonces, fuimos buenos amigos”, expresa.
Un maestro exigente
Uno de sus exalumnos, luego colega en la UDEP, Christian Varhen, valora la exigencia de su maestro y la claridad que tenía para explicar los temas de modo sencillo, por muy complicados que estos fueran. “Esta buena forma de enseñar hacía que muchos buscáramos sentarnos en la primera fila para no perdernos ningún detalle de sus clases. Su manera de enseñar dejó una huella profunda en quienes tuvimos la oportunidad de aprender de él. Muchos de esos conocimientos los aplicamos en nuestra vida profesional”, subraya.
Años más tarde, ya como colega, Christian tuvo ocasión de conocer más sobre la vocación excepcional del profesor Martínez. “Siempre estaba dispuesto a compartir su conocimiento, nunca se reservaba nada para sí mismo. Su compromiso con la educación y el aprendizaje de sus alumnos fue una de sus mayores virtudes”.
Ante la partida de Arturo, su exalumno y colega dice que les queda “el recuerdo de un gran maestro y un colega ejemplar que forma parte de la historia de Ingeniería Civil de la UDEP. Su legado seguirá vivo en cada uno de los profesionales que formó y en el impacto que dejó en la comunidad académica”, expresa.
Calidad profesional reconocida
Jorge Timaná también resalta la calidad profesional de Arturo, como especialista en diseño estructural; incluso, agrega, trabajó un tiempo en el diseño y evaluación estructural de plataformas marinas y otras estructuras de la industria petrolera; y participó en la del actual puente peatonal San Miguel, indica.
Jorge Reyes indica que la región piurana lo reconocía “como un excelente ingeniero estructural. Ello le permitió, en algún momento, hacer diseños muy complejos que consideraban las fuerzas del agua en condiciones severas, tales como estructuras marítimas”, anota.
El ingeniero Martínez era infaltable jurado, impulsor del ya tradicional Concurso de Puentes de la Universidad de Piura, con madera balsa, para comprobar la resistencia de las estructuras.
Por otro lado, y para estrechar vínculos e intercambiar experiencias con sus colegas del área Estructuras, realizaban reuniones frecuentes en cafetería en la que participaban los profesores Danny Yong, Gerardo Chang, Juan Carlos Atoche, William Araujo; y otros profesores. Luego, comenta Claudia Balarezo, se incorporaron Louggi Navarro y David Castañeda.
Padre y esposo amoroso
Forjó su vida familiar con su esposa Ruth Pino Chacón, y sus hijos Arturo Alessandro, Dulce Natalia, Lucía Daniela y María Jimena (+). “Compartimos la etapa de formación de nuestras respectivas familias, y el nacimiento y crianza de nuestros hijos. Doy fe de su dedicación como esposo y como padre, que mantuvo hasta el final. Prueba de ello, es nuestra última conversación donde me expresaba los planes de cada uno de sus hijos”, refiere Jorge Reyes.
Acota: “Arturo deja un ejemplo a seguir y el mejor de los recuerdos entre sus compañeros y amigos”.
¡Descansa en paz, Arturo!