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Abr

2022

Artículo de opinión

La exoneración del IGV como política pública

En general, impuestos como el IGV son criticados por ser regresivos: las personas de menos ingresos pagan más parte de su ingreso en el impuesto. Ello se debe a que, normalmente, estos impuestos usan una misma tasa.

Por Germán Vega. 25 abril, 2022. Publicado en El Tiempo, el 22 de abril de 2022.

Fotos: Andina.

Recientemente se aprobó una ley para exonerar el IGV de varios productos de la canasta básica. El objetivo es ayudar a las personas a paliar la subida de precios ¿Es una buena medida?
En este análisis, dejaré de lado los efectos de este cambio en las decisiones de las empresas, para centrarme en los consumidores.

En general, impuestos como el IGV son criticados por ser regresivos: las personas de menos ingresos pagan más parte de su ingreso en el impuesto. Ello se debe a que, normalmente, estos impuestos usan una misma tasa. Por ejemplo, a una persona millonaria se le aplica la misma tasa de IGV por una botella de agua que a otra persona cuyo ingreso es el sueldo mínimo.

Quizá, una pregunta que estará rondando por su cabeza es “¿y cuál es el rol de la informalidad en esto?” Un reciente documento de trabajo de Jensen y coautores señala que, en países de ingresos medios o bajos, el sector informal vuelve a impuestos, como el IGV, no tan regresivos.

Para ello, los autores demuestran que, a mayores ingresos, mayor es el porcentaje de compras que hace un consumidor en el sector formal. Es decir, pueden comprar los mismos productos, pero las personas con mayores ingresos compran con más frecuencia en establecimientos donde aplica el IGV, a diferencia de quienes tienen menores ingresos.

Por lo tanto, y aun teniendo la misma tasa de IGV para todo el país, debido al sector informal, la tasa efectiva del 20% con más ingresos es el doble de la tasa efectiva del 20% con menos ingresos. Lo anterior le puede parecer bueno o malo. Pero, debido al sector informal, el IGV se convierte en un impuesto progresivo y con capacidad para reducir la desigualdad en un país. Dentro de lo malo de la informalidad, algo bueno.

Pero, ¿qué implica esta disparidad? Que cualquier disminución de tasa o exoneración de ciertos productos va a concentrar su efecto en las personas de mayores ingresos y no en las de menores.

Phase Consultores ha estimado el costo de esta medida en unos 1600 millones de soles (0,7% del PBI). En línea con lo descrito arriba, estiman que el 65% del beneficio sería para el 40% con más ingresos y solo 5% para el 20% con menos ingresos.

El error de focalizar la ayuda se repetirá como en el bono Yanapay. En esa ocasión, según estimaciones de Lavado y coautores, una mejor focalización hubiese triplicado el efecto del bono sobre la reducción de la pobreza.

Por lo tanto, lo esperado es que las exoneraciones sean una mala medida de política pública.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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