04

Ene

2022

Columna Horizontes

El profesor arcangélico

El verdadero maestro, aunque es justo y exigente en las calificaciones, nunca humilla a un estudiante. Al revés. Se alegra con cada logro, con cada éxito, con cada mérito del estudiante.

Por Enrique Sánchez. 04 enero, 2022. Publicado en Correo, el 24 de diciembre de 2021.

Había una vez un profesor arcangélico. Sabía de todo: de semiología, de lingüística, de literatura, de sociología… Cuando peroraba, el conocimiento descendía desde su trono profesoral –tembloroso– hacia los pobres mortales. Su voz impostada, sus pausas estratégicas, su terminología artificial: todo reforzaba su “auctoritas” mayestática.

Durante años fue uno de los escasos doctores de su país. Oh, doctor X, qué océano de sabiduría es usted. Pero un mal día, ¡ay!, surgieron en el país programas doctorales y muchos jóvenes podían ya doctorarse. Ni siquiera él podía detener esa democratización del título de doctor. Participó entonces en el programa. Dirigió, con desdén, tesis. Era una buena oportunidad económica y profesional.

Llegaron las defensas de tesis. El profesor arcangélico estaba en todos los tribunales. Y allí desencadenó su venganza. Ningún candidato le parecía competente. Les lanzaba dardos continuos, como el rayo de Zeus. Les degradaba. E intentaba que la calificación del tribunal fuera humillante. Él y sus secuaces se especializaron en el 89. Casi, pero no. No suficiente. Así los nuevos doctores seguían su andadura cabizbajos, conscientes del abismo de sapiencia que les separaba del tribunal.

Ningún soberbio entrará en el reino de la excelencia profesoral. Porque el verdadero maestro, aunque es justo y exigente en las calificaciones, nunca humilla a un estudiante. Al revés. Se alegra con cada logro, con cada éxito, con cada mérito del estudiante. Y le estimula a dar el máximo de sí: a aventurarse audazmente en la exploración del saber. El verdadero maestro es, como escribió George Steiner, “el celoso amante de lo que podría ser”. Por eso es un forjador de libertad –de autonomía– y un sembrador de esperanza.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

Comparte: