04

Ene

2022

Artículo de opinión

La ‘big data’ en el diseño inteligente de ciudades

La buena planificación urbana empieza teniendo como centro a las personas. Pero, es importante considerar las diferencias, ya que todas las personas no son iguales y hay diversos comportamientos, vecindarios, culturas, y demás.

Por Stella Schroeder. 04 enero, 2022. Publicado en El Peruano, el 1 de enero de 2022.

A medida que nuestras ciudades y sociedades comienzan el lento proceso de recuperación, tras el inicio de la pandemia del COVID-19, va siendo momento para reflexionar sobre lo sucedido en el transcurso de los últimos diecinueve meses, y comprender las numerosas transformaciones que se han producido. Esto nos permitirá tener una perspectiva, para determinar el camino a seguir y para la vuelta a la normalidad en nuestras ciudades.

Los volúmenes de datos disponibles están creciendo exponencialmente. De hecho, el 90% de los datos en el mundo de hoy, según la IBM, se crearon solo en los últimos dos años, y tienen enormes potenciales para las ciudades y los vecindarios. Aquellos que planifican las ciudades del futuro utilizan datos para comprender los flujos y el modo de interacción de las personas con su entorno construido. Al analizar cómo los residentes usan los espacios públicos, los planificadores aprenden a proyectar el desarrollo de una manera que ayude a las ciudades a gestionar su crecimiento.

Actualmente, los celulares no son solo medios de comunicación, sino también sensores para detectar la ciudad. Los datos generados brindan la oportunidad de volver a comprender las ciudades en las que vivimos y las personas que conocemos. También son consistentes con el concepto de ciudades inteligentes, el cual ha estado de moda en la planificación urbana durante los últimos años. Sin embargo, no existe una definición única de “ciudad inteligente”, la que, generalmente, incluye el despliegue de dispositivos y sensores físicos de Internet de las cosas (IoT) conectados a plataformas de tecnología de la información y la comunicación (TIC), o la utilización de datos desglosados de teléfonos móviles u otros dispositivos para permitir que las ciudades recopilen y analicen datos para gestionar los recursos.

La idea es utilizar estos datos para ayudar a las ciudades a abordar los desafíos urbanos en el transporte, la gestión de recursos y desechos, la gobernanza y los servicios públicos y la seguridad. En este sentido, estamos creando millones de puntos de datos, generando un “gemelo” digital en tiempo real de nuestros vecindarios, que refleja los lugares a los que vamos, dónde pasamos nuestro tiempo y qué valoramos en la ciudad.

En este contexto, la pandemia mundial, combinada con la necesidad de resiliencia al cambio climático, ha despertado el interés en la “ciudad de los 15 minutos”. El concepto implica diseñar áreas urbanas en las que los residentes encuentren la mayoría de las comodidades cerca de sus hogares. Para ello, se requiere conocer cómo se mueven las personas por las ciudades en la actualidad. Por lo tanto, si queremos crear ciudades que estén centradas en las personas, necesitamos tener datos sobre ellas. Con esta idea se hace referencia al cambio de paradigma de la planificación racional de arriba hacia abajo a la planificación participativa, que involucra a las personas en el diseño del entorno donde viven.

Si bien los críticos han destacado las formas en que se usan los datos para obtener beneficios comerciales, los investigadores utilizan los datos de ubicación anonimizados, para comprender mejor el comportamiento humano relacionado con cuestiones importantes como la cultura, la salud pública, la equidad social y la urbanización. Estos estudios requieren de una forma de contextualizar y visualizar la actividad humana a medida que se desarrolla.

Los pioneros en este campo utilizaron la fotografía de ‘lapso de tiempo’ para comprender la vida social de los espacios públicos y utilizar estos datos para impulsar decisiones sobre mejoras en el espacio público. Así, verificaron una serie de patrones sociales de sentido común, como la forma en que las personas se sienten atraídas por lugares activos y funcionales.

Por lo mismo, la buena planificación urbana empieza teniendo como centro a las personas. Pero, es importante considerar las diferencias, ya que todas las personas no son iguales y hay diversos comportamientos, vecindarios, culturas, y demás. A pesar de ello, la mayoría de los expertos ven la ciudad a través del lente de su experiencia, en lugar de lo que realmente existe. Sin embargo, la mayoría de nosotros estamos dejando evidencia digital de los lugares con los que nos relacionamos, iluminando las formas; y, estos influyen y nos impulsan hacia ciertos comportamientos.

Imagínese cuánto mejor podríamos diseñar, planificar y crear lugares para las personas, si contásemos con esta visión diversa del comportamiento humano, y no solo con lo que vemos.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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