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Nov

2021

Artículo de opinión

Responsables de nuestra vida

Asumir los errores es aprender de ellos, y eso nos permite crecer como personas y comprender a los demás cuando también cometan fallas. Esta es una forma de madurar y de manejar nuestra vida.

Por Jaime Ancajima. 12 noviembre, 2021. Publicado en El Tiempo, el 12 de noviembre de 2021.

Recuerdo que, cuando era mi niño, mi madre solía decirme “eres igualito a tu padre”. Se refería no solo al parecido físico sino a mi forma de reaccionar cuando me pedía que hiciera cosas y no lo hacía de la manera correcta. A pesar de nunca convivir con mi progenitor, con el tiempo entendí a lo que se refería mi mamá.

No pedimos nacer, ni escogemos la familia en la cual nacemos. Tampoco elegimos nuestra apariencia física o nombre. Somos el resultado de la unión de nuestros padres de quienes heredamos los rasgos físicos como el color de los ojos, de la piel, del pelo, la altura y el peso, entre otros. Asimismo, al igual que los animales, heredamos el ADN de nuestros padres, teniendo el 50% de ADN materno y la otra mitad, del paterno. Esta herencia genética influye en aspectos varios, incluyendo nuestro comportamiento, carácter y valores.

A pesar de esto, y a diferencia de los animales, podemos llegar ser lo que deseemos y nos propongamos, de acuerdo con nuestra fuerza de voluntad y el entorno, familiar y cultural que nos toque vivir. Los seres humanos podemos hablar, pensar en términos muy complejos, ser creativos y desarrollarnos hasta donde nos propongamos.

Si bien, por nuestra herencia genética, somos tan parecidos a nuestros padres, tanto psicológica como físicamente, podemos decidir ser como ellos o tratar de alejarnos de lo que se supone que se encuentra en nuestros genes. Así, no debemos andar por la vida lamentándonos por la familia que tenemos, el medioambiente o frustraciones; podemos y debemos ser ingenieros y constructores de nuestra vida para lograr nuestros sueños.

No tenemos por qué echarle la culpa a los demás de nuestras acciones, decisiones y destino. Lo que sí debemos hacer es reconocer nuestros errores y ejercer nuestra responsabilidad. Necesitamos dejar que los demás nos corrijan, ahuyentar nuestro orgullo y ser sinceros con nosotros mismos, primero, y, luego, con las demás personas. Asumir los errores es aprender de ellos, y eso nos permite crecer como personas y comprender a los demás cuando también cometan fallas. Esta es una forma de madurar y de manejar nuestra vida.

Seamos responsables de la manera como llevamos y construimos nuestra propia vida. Lograr nuestros objetivos y nuestras metas dependerá de diversos factores; pero, el principal de todos ellos es ser conscientes de que la responsabilidad y las decisiones que tomamos sobre nuestras vidas, repercutirán en nuestro bienestar y felicidad.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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