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Ene

2022

Artículo de opinión

La transición energética al 2050 en Latinoamérica

En los países de Hispanoamérica, en los últimos años se ha podido notar cómo el comportamiento de algunos países, entre ellos Chile, España, Colombia, Argentina, México y Perú los está conduciendo hacia la sostenibilidad energética.

Por Alejandro Ancajima. 10 enero, 2022. Publicado en El Peruano, el 8 de enero de 2022.

A la transición Energética hay que considerarla, como una herramienta para pretender superar, en los diferentes países, los efectos de la recesión económica por la COVID-19 y, finalmente, los efectos del Cambio Climático. Es importante indicar que las energías renovables deberán estar en la primera línea para afrontar los efectos del Cambio Climático.

Más aún, se debe considerar que la transición energética, en general, motivada por el empleo de los recursos renovales que haya en cada país, debe ser tratada de tal manera que se convierta en el motor de la economía de las naciones.

En este contexto, evaluemos cómo es el trajinar, hasta ahora, de la transición energética de los diversos países de la Región y, en concreto, del nuestro.

En los países de Hispanoamérica, en los últimos años se ha podido notar cómo el comportamiento de algunos países, entre ellos Chile, España, Colombia, Argentina, México y Perú los está conduciendo hacia la sostenibilidad energética. Estos países vienen corriendo “una maratón” para conseguir ese objetivo; sin embargo, el ganador no debe ser uno solo, sino que tendrían que ser todos los países, toda la Región.

En esta visión de carrera virtual, habría que considerar a Chile como el país más adelantado y estable. Este ha ofrecido una amplia apertura a la inversión y empresas extranjeras que han realizado proyectos de gran envergadura en el campo de las energías renovables, y, hoy por hoy, realiza, además, grandes avances en el campo de la electromovilidad.

Después, podríamos considerar a España que, además de estar efectuando lo que hace Chile, tiene un Plan Energético; es decir, una hoja de ruta clara para la descarbonización, la reducción de las soluciones nucleares, desarrollos amplios en el campo de la eficiencia energética, etc. Esta hoja de ruta la ha denominado Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC).

En tercer lugar, podemos considerar a Colombia, que ha empezado un poco tarde y considera, además, solo el corto plazo (hasta el 2022).

Le sigue Argentina, la cual que a pesar de su Programa Renovar, que está apoyando el impulso de las energías renovables vía subastas, su gran crisis económica está definiendo un lastre que no permite un avance a una debida velocidad.

Ya en el quinto lugar, se ubicaría México, que, a pesar de contar con un gran impulso de las soluciones fotovoltaicas para su energía, sus recientes reformas han influido en su preformarse jurídico. Esto hace que la inversión extranjera se muestre retraída, definiendo un lastre en el avance hacia la sustentabilidad.

En el sexto lugar ubiquemos al Perú, para el cual no hay un claro índice de que exista el propósito de una transición energética. Se podría decir que su futuro en esta materia es aún incierto. Entonces, estamos en un último lugar. Sin embargo, al menos, hay que procurar empezar.
Se necesita partir de una Planificación Energética en el Perú. Esto quiere decir que alguien debe elaborar una hoja de ruta, que incluya: la evaluación del potencial de las energías existentes en el país, las necesidades energéticas en los próximos años y marcar objetivos realistas, pero ambiciosos. Algunos de estos, pueden ser: los objetivos de incorporación creciente de soluciones de recursos energéticos renovables (RER); objetivos de reducción de los Gases de Efecto Invernadero (GEI); generación distribuida (GEN.DIS) y objetivos en autoproducción/autoconsumo fotovoltaico (AUT FV).

Hay que considerar, además, que la planificación energética necesita de una voluntad y estabilidad políticas y que debe ser considerada para un largo plazo. Además, esta planificación debe orientarse hacia la recuperación económica post COVID, por implicar el aprovechamiento de todos los recursos con que cuenta en el país.

También se debe tener en cuenta que nuestro recurso hidroenergético, abundante por ahora, ha comenzado a tener problemas como resultado del efecto del cambio climático y que, por tanto, nuestra garantía de suministro entra en condiciones de riesgo.

Si quisiéramos argumentar la necesidad de energía eléctrica en el Perú, habría que considerar el reporte sobre la demanda de Chile, Perú y México del 2009 al 2030, (Mining Power Demand (GWh), que indica el franco crecimiento de la demanda de energía eléctrica en el rubro de la minería; y que registra que, al 2030, la demanda de energía peruana superará a la de Chile.

Por otro lado, si nos propusiéramos masificar la electromovilidad en el Perú, esta energía debería tener origen renovable no convencional.

Hay razones, por tanto, para impulsar nuestra transición energética con energía renovable.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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