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Nov

2021

Artículo de opinión

De retorno a la escuela: ¿continuidad o cambio?

La educación tendrá mejor futuro en la medida en que se la asuma como un asunto de interés público y se fortalezca con el aporte plural de instituciones y personas de la sociedad civil.

Por Moises Pariahuache. 02 noviembre, 2021. Publicado en El Peruano, el 30 de octubre de 2021.

Se retorna voluntariamente a una situación o lugar, cuando estos realmente se valoran. La vuelta a la escuela es cada vez más demandada, por las familias, los profesores y los estudiantes, porque tienen la clara convicción de que esta representa un escenario positivo para el desarrollo de la niñez. La escuela resulta valiosa porque invita a vivir con más autonomía, a socializar entre pares, a convivir en un espacio normado, a participar en jornadas de aprendizaje variadas; cuando las experiencias son positivas, cada día se espera con gran expectativa, repetirla. Considerando la evolución de la crisis sanitaria y estando en una emergencia educativa, cabe preguntarse: ¿hay voluntad o deseo real de retornar a las escuelas?

Para ser más específicos, conviene reflexionar: ¿cómo está la voluntad de cada agente educativo con respecto al retorno a clases? y ¿cuál es el principal motivo alimenta ese deseo de retorno? Algunos docentes, tras evaluar las condiciones de su entorno, se vienen reuniendo con sus estudiantes en los espacios escolares. Consideran que aún hay serios límites en la propuesta de la educación remota y que, evidentemente, con relación personal con sus estudiantes pueden hacer más por ayudarlos a lograr su desarrollo integral. Prima en ellos su deseo de servicio a los demás y, en buena hora, las condiciones les está permitiendo hacer su trabajo.

El sistema educativo involucra a muchos actores. Por ejemplo, para el regreso a las clases entran en juego los criterios del Ministerio de Salud, del Ministerio de Educación y de autoridades políticas locales. Tal vez, esa apertura para escuchar a otros sectores sirva para emprender caminos concertados y propositivos y no solo los restrictivos. La educación tendrá mejor futuro en la medida en que se la asuma como un asunto de interés público y se fortalezca con el aporte plural de instituciones y personas de la sociedad civil.

Por el lado de las familias, se nota un claro interés por recuperar el ritmo en la educación de los escolares; pero, también hay inquietudes. Esta situación reclama empatía, flexibilidad en la propuesta educativa y una clara estrategia de comunicación para garantizar la permanencia en el sistema escolarizado; y, si en tiempos de prepandemia una causa del abandono escolar era el no encontrarle sentido a la escolaridad, eso podría haberse agravado en la actualidad.

En cuanto al profesorado, se sabe que hay disposiciones personales para reincorporarse a la semipresencialidad; sin embargo, también trascienden posturas colectivas: ¿están todos motivados por el regreso a la escuela? Ahí hay un tema por sincerar. La escuela se dinamiza con el trabajo del profesor; sin ellos, tampoco funcionan las escuelas; además, de las condiciones del profesorado se desprenden varios desafíos: cómo organizar la propuesta para una semipresencialidad voluntaria que optimice el esfuerzo y evite sobrecargas laborales; cómo subsanar las posibles ausencias del profesorado, generada por las dificultades asociadas con la pandemia o cómo valorar y retroalimentar el progreso de los niños que tienen servicios educativos distintos.

El retorno tiene claro el ‘a dónde’ – a la escuela, aunque habría cerca del 23% que no reúnen condiciones aún-; pero, el ‘para qué’ y el ‘cómo’ aún no tiene respuestas claras. ¿Se regresará para perseguir las mismas metas o se incorporarán las necesidades advertidas en la crisis?; ¿se institucionalizarán cambios?, ¿qué rol tendrán las tecnologías y las ciencias?, ¿habrá espacio para la formación de virtudes -fortaleza, generosidad, honestidad, respeto, justicia, etc.?, ¿habrá algún tipo de soporte para la educación básica de gestión privada que acoge a cerca del 25% de la población escolar?, ¿cómo se concretará la búsqueda de saberes para la vida teniendo como punto de partida que el 70% de alumnado no accede a educación superior?

A la etapa escolar (Inicial, Primaria y Secundaria) se le llama Educación Básica Regular, y lo de básico no es por ser simple, sino por ser crucial para el desarrollo de las personas. Es un servicio que debería llegar a todos, pero que resulta complejo. Esto amerita una reflexión desde las diferentes ciencias; un factor común de las instituciones de calidad es que en sus decisiones se cuentan con el aporte de diversos profesionales, quienes toman decisiones colegiadas y se inclinan por planes proactivos y sostenidos en el tiempo. Cuando se haya definido los objetivos específicos del retorno a clases, sabremos si volveremos a lo mismo o si incorporaremos cambios que permitan superar las brechas del presente.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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