Será un gran logro de nuestras empresas, si convierten la función de personal en su ventaja competitiva, con el fortalecimiento del equipo humano. Esto consolidará su crecimiento y desarrollo futuros; objetivos básicos de toda organización.

Por Juana Huaco. 03 diciembre, 2018.

Hemos visto que los procesos de la dirección de personas constituyen la función de personal, una parte esencial de toda empresa. Esta, debe estar diseñada como un sistema integral, para lograr una ventaja diferencial en las relaciones con sus trabajadores, que son muy importantes para que la empresa enfrente sus diversas circunstancias y cumpla sus fines propuestos.

Asimismo, cualquier organización debe tener como objetivo general el crecer y consolidarse en el mercado y desarrollar sus ventajas competitivas. ¿Qué son estas? Cualquier característica de la que la diferencie de su competencia. Es, precisamente, ese algo distinto lo que la hará más atractiva para sus clientes y otros nuevos, colocándola en una mejor posición para competir. Por ejemplo, es una ventaja competitiva brindar un servicio innovador, crear una marca de gran valor, contar con tecnología que aminoren tiempos o costos, etc.

En la base de esta competitividad está: contar con el personal adecuado y un equipo consolidado que apueste por el crecimiento de la empresa. Este punto es fundamental, pues, considerando lo indicado en el último Informe del BID: “La mitad de las microempresas desaparecerá dentro de 5 años” debido a la falta de la productividad laboral requerida. La fuerza laboral carece de experiencia y capacitación (funciones propias de la dirección de personas) y es lo que debemos revertir. Será un gran logro de nuestras empresas regionales (de todo tipo), si convierten la función de personal en su ventaja competitiva, con el desarrollo y fortalecimiento del equipo humano. Esto consolidará su crecimiento y desarrollo futuros; objetivos básicos de toda organización.

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