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Ene

2018

La vida es el primer derecho o el fundamental, porque sin vida no se pueden tener todos los demás bienes: la educación, el trabajo, la amistad, etc.

Por Genara Castillo. 25 enero, 2018.

Ante la próxima visita del papa Francisco al Perú viene bien recordar sus enseñanzas, entre ellas las que se refieren al respeto, cuidado y protección de la vida humana. Desde el inicio de su Pontificado, el Papa Francisco nos recordó: “El primer derecho de una persona es su vida” y por ello “la atención a la vida humana en su totalidad se ha convertido en los últimos tiempos en verdadera prioridad del magisterio de la Iglesia”. Si bien este mensaje lo dio a los ginecólogos católicos que pertenecen a la Federación Internacional de las Asociaciones Médicas Católicas, en realidad cuando el Papa habla lo hace a todo el mundo. En esa misma ocasión, el Papa recuerda a los médicos: “El fin último de la actuación del médico es siempre la defensa y la promoción de la vida”.

La vida es el primer derecho o el fundamental, porque sin vida no se pueden tener todos los demás bienes: la educación, el trabajo, la amistad, etc. Y en un contexto en que amenaza el materialismo, hay que estar advertidos respecto del riesgo de querer negociar con la vida humana, ya que la vida humana no tiene precio. En este sentido afirma el Papa que “las cosas tienen un precio y son vendibles, pero las personas tienen una dignidad, valen más que las cosas y no tienen un precio”.

Justamente por ello, en una cultura del “descarte”, en que existe el riesgo de medir la vida humana con parámetros utilitaristas, como ¿cuánto me va a retribuir? ¿Qué voy a ganar?, etc., donde las personas valen sólo si producen cuantitativamente, si aportan dinero, etc., el Papa nos recuerda que el cuidado de la vida humana es prioritaria “particularmente a la más indefensa, o sea, al discapacitado, al enfermo, al que va a nacer, al niño, al anciano”.

Así, la vida humana es un tesoro desde la concepción. Toda vida es sagrada, también la del pobre, la del no nacido, la del niño, ya que “No existe una vida humana más sagrada que otra, como no existe una vida humana cualitativamente más significativa que otra”, porque el acto creador con el que Dios le da el ser, la existencia, a alguien, es un acto divino que hay que respetar. La vida es un don sagrado, por ello está abierta a los demás.

Esta próxima venida del papa Francisco al Perú es una oportunidad para que todos los profesionales sanitarios de nuestro país, empezando por los médicos, asumamos nuestro papel esencial de defensores de la vida humana desde la concepción, en una lucha permanente “con coraje y contracorriente”, comprometiéndonos a mejorar la credibilidad de la atención sanitaria a los miles de enfermos peruanos a través de una atención con amor a todas las personas que buscan un auxilio en nosotros y cuya curación es nuestra misión ya que como nos recuerda el papa una vida es siempre “sagrada e inviolable”.

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