Es curioso ir dándose cuenta de cómo los hablantes asocian el uso de mayúsculas con factores de tipo psicológico o emocional, más que ortográfico. Y aunque usar mayúsculas en el lenguaje cibernético adquiere connotaciones apreciativas, no es a este contexto de la comunicación al que nos referimos, sino a la escritura de mayúsculas en palabras […]

Por Claudia Mezones. 11 junio, 2012.

Es curioso ir dándose cuenta de cómo los hablantes asocian el uso de mayúsculas con factores de tipo psicológico o emocional, más que ortográfico. Y aunque usar mayúsculas en el lenguaje cibernético adquiere connotaciones apreciativas, no es a este contexto de la comunicación al que nos referimos, sino a la escritura de mayúsculas en palabras que el hablante considera tan importantes que las escribe con letra capital.

La Ortografía de la lengua española (2010) dedica un apartado condensado a toda la casuística en el uso de letras mayúsculas y minúsculas, algunos de los cuales pueden resultar difíciles de asimilar, por la razón antes mencionada. Tal es el caso de los tratamientos y el de los títulos y cargos.

Las fórmulas de tratamiento “son apelativos empleados para dirigirse o referirse a una persona, bien por mera cortesía, bien en función de su cargo, dignidad, jerarquía o titulación: usted, excelencia, majestad, monseñor, licenciado” (Ortografía de la lengua española, 2010).

Así pues, por motivos de respeto, especialmente en textos administrativos, jurídicos o de carácter oficial, es de práctica habitual escribir estos tratamientos con letra inicial mayúscula: La testigo confesó que la agraviada, Doña María Josefa Ruiz Santos, se encontraba en su casa; Se contó con la presencia del Licenciado Óscar Atoche; Me dirijo a Usted para solicitarle su apoyo. En estos contextos, deberían escribirse con minúscula los tratamientos “doña, licenciado y usted” por ser sustantivos comunes; la mayúscula inicial solo es obligatoria en sus abreviaturas: D.ª, Lcdo.; Ud.

No obstante, la Academia aclara que el uso de mayúscula inicial es admisible, aunque no obligatorio, en el tratamiento protocolario de altas dignidades (Su Majestad, Su Ilustrísimo, Su Excelencia, Su Santidad): Hoy Su Santidad presidió la celebración del Corpus Christi.

Se deben escribir, asimismo, con letra inicial minúscula los títulos nobiliarios, dignidades y cargos de cualquier rango, por ser comunes. En estos casos, los hablantes también insisten en el uso de mayúsculas, como en: El Rey Juan Carlos aprovechó la ocasión para reiterar una invitación al Presidente Ollanta Humala para que participe en la Cumbre Iberoamericana. Tanto “rey” como “presidente” deben escribirse con minúsculas. Lo mismo se aplica a los cargos directivos o de gobierno, aunque siempre se pongan de por medio razones de solemnidad y respeto en la designación, sobre todo, en el carácter protocolario, como por ejemplo: Estimado señor director del colegio Perpetuo Socorro; El jefe de Recursos Humanos aprobó la vacancia de dos trabajadores.

Docente.

Facultad de Ciencias de la Educación.

Universidad de Piura.

Artículo publicado en el diario Correo (Piura), domingo 10 de junio de 2012.

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