02

May

2011

La segunda vuelta electoral

Por Carlos Guillermo Hakansson Nieto.

Por Julio Talledo. 02 mayo, 2011.

Luego de emitir nuestro voto en las elecciones del diez de abril, tendremos la segunda vuelta electoral prevista para el próximo cinco de junio. ¿Cómo nace esta institución? La Constitución peruana establece que si ninguno de los candidatos a la presidencia de la República obtiene la mayoría absoluta, se procederá a una segunda elección, dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los cómputos oficiales, entre los candidatos que han obtenido las dos más altas mayorías relativas (artículo 111). La segunda vuelta electoral, también conocida con el nombre de ballotage, o balotaje, aparece en Francia con la Tercera República y se mantuvo con el tiempo hasta quedar asentada en su actual Carta de 1958. En el Perú, recién fue incorporada con la Constitución de 1979.

La segunda vuelta es necesaria cuando predomina el multipartidismo, pues, como nos recuerda una de las reglas de funcionamiento de los sistemas políticos: “a mayor representatividad, riesgo de menor gobernabilidad”; por eso el Presidencialismo norteamericano es, entre otras razones, un modelo bipartidista, es decir, una contienda entre republicanos y demócratas. La elección del Presidente Federal es producto de una clara mayoría, al igual que la elección del Primer Ministro en el Parlamentarismo británico, que también es un modelo de dos partidos (conservadores y laboristas). En ambos países anglosajones, el electorado prefiere el bipartidismo que evita la fragmentación del voto entre varios partidos con similares planteamientos políticos.

Para nuestro sistema de elección, la primera vuelta, con sus tensiones de campaña, reflejaría el “voto de la pasión”, es la primera ronda de eliminatorias para la contienda final entre sólo dos candidatos. Por eso, la segunda vuelta debe ser más reflexiva y está llamada a ser el “voto de la razón”, una manera de volver a comenzar la campaña pero con menos tiempo, con planteamientos políticos más concretos, y con un debate presidencial más ordenado y rico en propuestas, réplicas y dúplicas. Sin embargo, el carisma del candidato, el efecto mediático de sus intervenciones, la capacidad de poder trasmitir ideas y fomentar la ilusión en el electorado siempre serán determinantes para el resultado final. En resumen, a través de la segunda vuelta se consigue que, en un sistema originalmente multipartidista, la contienda electoral se decida finalmente entre dos candidatos y no con once participantes, como ha ocurrido en esta última oportunidad.

 

 

* Decano. Facultad de Derecho. Universidad de Piura. Artículo publicado en el diario Correo, edición región Piura, viernes 15 de abril de 2011.

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