Premio Esteban Campodónico

2001 | Lic. Cecilia Pacheco Calle †

2001 | Lic. Cecilia Pacheco Calle †

Cecilia Pacheco fue licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Piura, habiendo obtenido el título académico con la tesis “Tratamiento del tema minusvalía en los medios de comunicación social”, motivada por su misma condición física.

Ello la llevó a dedicarse a la orientación de personas con discapacidad. Fundó en 1993 el grupo Amigos, encaminado al mejoramiento del nivel de vida de los discapacitados. También, tuvo la especialidad de Rehabilitadora Profesional en el Área de Discapacidad.

Llevó hasta sectores marginales de Piura, su ciudad natal, charlas de orientación y capacitación para grupos con minusvalía. En el 2001, fue jefa de redacción de la Revista Personas, especializada en temas de discapacidad; y trabajó en el Instituto Pro-Desarrollo de la Persona con Discapacidad y en el Hospital “Carlos Alcántara” de EsSalud, ubicado en La Molina.

Discurso

Discurso de bienvenida pronunciado por el Dr. Antonio Mabres, rector de la Universidad de Piura

Doctor Ralph Coti, director de la Fundación Clover y presidente del Consejo Directivo de los Premios Campodónico. 

Señora Cónsul de España. 

Señor congresista de la República. 

Señores miembros del Consejo Directivo y del Consejo Consultivo, miembros del jurado de esta séptima edición de los Premios Campodónico, ex premiados en versiones anteriores del Premio Campodónico. 

Señoras y señores. 

En la Universidad de Piura, recibimos con mucha satisfacción, como les acabo de decir y, aceptamos agradecidos la invitación que se nos hizo en 1994 de encargarnos de organizar y de llevar a cabo anualmente el otorgamiento de premios para ejecutar la voluntad del doctor Esteban Campodónico Figallo. Paralizamos las circunstancias, nos pareció todo un reto y por supuesto comprendíamos que requeríamos de la colaboración de mucha gente pero que valía la pena ponernos manos a la obra. 

Entonces y ahora, lo hemos visto como una ocasión espléndida de cumplir con la misión de promoción de labores en la sociedad que tiene la Universidad de Piura. Aunque, en este caso sea con una actividad distinta a la docencia e investigación que constituyen su labor principal, una actividad, por otra parte, sumamente grata premiar a quien se lo merece y quizás no han tenido todavía un estímulo y reconocimiento por su labor. 

El papel de la Universidad de Piura, por otra parte, era solo de facilitar, convocar el premio para recibir muchas propuestas, canalizar la colaboración desinteresada de los que aceptaron ser miembros de los sucesivos jurados anuales. El Consejo Consultivo fue pieza clave para hacer realidad estos cometidos, de los que se encargó buena parte la secretaría ejecutiva. 

Cada año, cuando nos reunimos en estas ceremonias tan entrañables para entregar estos premios surge espontánea la gratitud al doctor Esteban Campodónico, de cuya generosidad proviene todo y a la Fundación Clover por aquella invitación y por el trabajo tan bien coordinado de estos años. 

Sentimos incluso, más que al principio, la responsabilidad de continuar con este proyecto para seguir premiando a mucha gente que presta servicios o levantes a la sociedad peruana, a través de su trabajo individual o a las instituciones que atienden necesidades prioritarias haciendo que estos ejemplos sirvan de estímulo a muchos otros. 

En la ceremonia del año pasado correspondiente a la sexta edición de los Premios Campodónico tuvimos la satisfacción de presentar el primer libro recopilatorio de las historias humanas que merecieron este importante galardón durante los primeros 5 años. Buscábamos con ello llevar a muchos más el ejemplo de valores encarnados en personas e instituciones que están cerca nuestro, pero frecuentemente escondidos.  

La buena administración del fondo por parte de la Fundación Clover así como la austera y eficaz gestión de los premios se debe principalmente, a la desinteresada colaboración de muchas personas como son los miembros del Consejo Consultivo y los jurados anuales. Este año, el jurado ha tenido una dificultad adicional a la que siempre tiene con la labor de analizar tan buenas propuestas y escoger solo dos premiadas. Esta dificultad adicional ha sido la falta de tiempo por esto, quiero especialmente agradecer esta vez a los que han formado parte del jurado. 

Y, ahora saludamos con especial agrado a una de las premiadas, la licenciada Cecilia Pacheco y le pedimos disculpas por haber empezado hace solo unos minutos. A todos ellos, así como a la secretaría ejecutiva por su trabajo eficiente quiero expresar el agradecimiento de la Universidad de Piura, de manera especial, vayan nuestras felicitaciones a las flamantes ganadoras de los Premios Campodónico de este año: la hermana Covadonga y la licenciada Cecilia Pacheco quienes hoy son las protagonistas de este acto. Les deseamos os mejores éxitos de hoy en adelante y con el estímulo del premio sigan dando abundantes frutos, su trabajo y las grandes obras que han emprendido. 

Y también es justo agradecer y felicitar a quienes hicieron las propuestas de los candidatos ganadores, muchas gracias por haber acertado con estas propuestas y a todos los demás que han hecho propuestas muy buenas, aunque no han podido ganar. Ellos supieron valorar los méritos de cada uno de ellos sin duda por haberlo experimentado y admirado de modo más cercano y sintieron la responsabilidad de compartir esta grata experiencia canalizándola a través de la propuesta a los Premios Campodónico. 

Finalmente queremos afirmar, en esta oportunidad, nuestra voluntad de continuar junto a la Fundación Clover cumpliendo con el honroso encargo de hacer realidad la voluntad del doctor Esteban Campodónico y lo hacemos con el deseo ilusionado de convocar a muchas más instituciones de todos los rincones de nuestra patria para que participen haciendo propuestas de modo que su generosidad fructifique en más lugares. 

Muchas gracias. 

Discurso de agradecimiento pronunciado por la Lic. Cecilia Pacheco Calle, Premio Esteban Campodónico 2001

Dr. Ralph Coti, Director de la Fundación Clover.

Dr. Antonio Mabres Torelló, Rector de la Universidad de Piura.

Dr. Pablo Ferreiro de Babot, Director del Programa de Dirección de la Universidad de Piura.

Señoras y señores.

Gracias a la Fundación Clover, al doctor Ralph Coti por su presencia y gracias por conservar ese visionario y generoso objetivo con que el doctor Esteban Campodónico quiso premiar a personas que como yo lo único que deseamos es hacer las cosas bien, como es debido y siempre al servicio de los demás, les agradezco este hermoso galardón que recibo a nombre de tres millones ochocientos cuarenta y tres mil peruanos con discapacidad que nunca perderemos la esperanza de vivir dignamente en un mundo justo para todos y sin discriminación alguna.

Estoy segura de que la Fundación Clover logra que el espíritu generoso del doctor Campodónico para que siga vivo en cada uno de los que año a año nos reunimos aquí para que en su nombre rescatemos lo mejor de nosotros mismos promoviendo el cultivo de los valores de la ley natural intrínseca en nuestras conciencias que nos lleva hacia un cambio positivo de los conceptos en los temas que hoy nos congregan: la discapacidad y la pobreza.

En primer lugar, quiero dar gracias a Dios por la fe, esperanza y caridad que me ha regalado y doy testimonio de que este premio es fruto de una promesa al Divino Niño Jesús, es por eso que siempre que me preguntan cómo me las arreglo para andar siempre tan alegre respondo que ya he aprendido a cooperar con lo inevitable.

Gracias a Dios por enviarme al seno de una hermosa familia que me amó siempre y me crió “a pesar de los pesares” como decía el beato Josemaría, con alegría y como la más normal de las personas; en un colegio, en un ambiente, en una universidad completamente normal, con las mismas o mayores exigencias que a mis hermanos menores.

El fuerte amor de mis padres hizo de mí una persona segura feliz, y con el concepto de que las palabras “no puedo” no debería existir jamás en mi vocabulario, yo podría llegar hasta donde quisiera. Los límites sólo los pone Dios y como Él nos otorga el libre albedrío, los límites son los derechos de los demás. Tenía la consigna de ser la mejor, no por vanidad, sino porque amo lo que hago y si he conseguido logros que otras personas con discapacidad no han conseguido se lo debo a mis padres. Para mí las bendiciones de Dios y la de mis padres son como pan de cada día sin ellas no podría vivir.

Agradezco especialmente a la Universidad de Piura como organizadores, pero más aún como mi Alma Mater, porque fue en sus aulas donde recibí no solo la formación académica de comunicadora social sino la formación humana complementaria a la de mi hogar y la formación espiritual y ética. Fue en la UDEP donde me forjaron la vocación de servicio que todo profesional debe tener. Ahí mi encontré cara a cara con Dios y entendí el sentido de mi existencia “una vida en silla de ruedas” y sentí el inmenso amor que Él tiene por mí, porque me eligió para ayudar a otras personas con discapacidad a encontrar el verdadero camino.

Cuando estudiaba en la Universidad me gustaba la publicidad, aún me gusta, pero los planes de los hombres no son los mismos que los de Dios, como nos recuerda siempre mi párroco y amigo, el padre Juvenal, y por eso andaba o mejor dicho “rodaba con mis amigos de la universidad buscábamos reunirnos en los cálidos arenales con nuestros amigos con discapacidad al calor de sus precarias viviendas y sufrir la dura realidad de su situación económica.

Tuve por otro lado la suerte de ver que poco a poco ambos grupos se conocían, se apreciaban y compartían lo incómodo del lugar con naturalidad. Ambos grupos aprendieron los valores el uno del otro y de ese tiempo han quedado testimonios y enseñanzas que han de durar toda la vida. Hace unos días como prueba de ello, me encontré con Ana, una amiga de la universidad que conserva el criterio correcto de las personas con discapacidad que yo soñaba sembrar en las conciencias de este grupo.

“Para mí me dijo no son pobrecitos, tienen para enseñar, trabajan mejor que nadie y en sus ojos se refleja la imagen de Dios. Después de las enterradas que nos dábamos aprendí el valor de las cosas y nunca más volví a ser la misma” concluyó. La abracé fuerte e interiormente le di gracias a Dios por darme la oportunidad de haber escuchado la obra que Él había hecho.

También tengo que agradecer a mis entrañables amigos que durante trece años tuvieron la paciencia y el cariño de subirme y bajarme en mi silla de ruedas al segundo piso donde funcionaba nuestra facultad. Varios fueron las promociones de diversas facultades con las que nos divertíamos haciéndolo, sobre todo cuando había que correr por que llegábamos tarde; hasta hoy cuentan que además de cansancio algo mucho más grande los llenaba hoy, puedo agradecer ese algo, ya que sin su solidaridad no hubiera podido estudiar.

He recibido de ellos muchos mail felicitándome al enterarse de mi premiación, les da gusto saber que su esfuerzo no fue en vano. Cuando me gradué en la ceremonia para los 25 años de UDEP me sentí realizada como profesional, pero tenía como gran interrogante ¿dónde trabajaría y si me aceptaría en algún lugar? Pero esa duda se despejó cuando el doctor Luis Castañeda Lossio, expresidente del Seguro Social, aquí presente, apostó por mí e hizo realidad mi sueño, al evaluarme califiqué para trabajar en un centro de rehabilitación profesional para personas con discapacidad, uno de los que él creó adaptándolos de los que vio en otros países.

Allí fui primero comunicadora social, luego encargada de desarrollo empresarial y después jefe de División de Integración Socio Laboral. Hoy estoy en el Hospital Carlos Alcántara, gracias doctor Castañeda por ser no sólo mi jefe mi sino amigo y maestro, que Dios lo bendiga.

Quiero agradecer la presencia del doctor Gino Dávila, gerente nacional de Operaciones de ESSALUD, quien pronto tendrá a los Centros de Rehabilitación Profesional en su jurisdicción. Gracias por la oportunidad de seguir trabajando para ustedes y no cerrar los ojos ante esta realidad dura, difícil, pero generadora de muchos valores que enriquecerán a la sociedad en cuanto aprendamos a conocernos, porque estoy segura de que su sensibilidad le permitirá comprender que en mi camino hasta hoy he encontrado perfiles de pobreza tan agudos que romperían el corazón más duro.

Es escalofriante saber que desde 1993, en que se registraban dos millones y medio, hoy la Organización Mundial de Salud (OMS) nos muestra tres millones ochocientos cuarenta y tres mil personas con discapacidad de las cuales sólo el 10%, según el Instituto Peruano de Rehabilitación (INR), se encuentran adecuadamente empleadas mientras el 43 % ya profesionales esperan un trabajo digno, que se merecen porque estudiaron, lucharon y vencieron su discapacidad.

El 43% restante son subempleados, artesanos, mendigos o viven en condiciones tan infrahumanas que ni su familia los considera personas. Diariamente somos calificados como castigo de Dios sometidos a discriminación, compasión, desprecio, repulsión, injusticia, hambre o desempleo ¿Es que somos acaso ciudadanos de segunda clase?

Claro que no, sino que es el precio por pertenecer a una población vulnerable como hay otras tantas en nuestro país. Luchar sola es duro, yo lo hice, caí muchas veces, pero personas buenas y generosas me ayudaron a levantarme y nunca califiqué esa ayuda como humillante y por ellas y por mí sigo luchando hasta lograrlo. Ahora que lo conseguí ver a mis hermanos con discapacidad seguir viviendo en condiciones infrahumanas me provoca indignación.

No soy partidaria de la violencia porque según las palabras de su Santidad el Papa Juan Pablo Segundo sólo engendra más violencia, pero hay otras maneras de protestar pacíficamente, es mejor concertar que enfrentarse, por esa razón parte del premio lo invertiré para publicar la edición de mi tesis con la que opté la licenciatura en Ciencias de la Comunicación y el título es “Tratamiento del tema discapacidad en los medios de comunicación social”.

Este libro será mi propuesta, que espero que acepten mis colegas comunicadores porque un tema maltratado, inadecuada y escasamente considerado, difícilmente informará a la sociedad, sino que la desinformará rompiendo la ética que nos obliga por una parte a que toda información debe corresponder a una realidad y ser escrita en el género y estilo que coadyuve a informar la verdad sin dañar a las personas objeto de la información.

Y aquí me detengo para hacer la primera reflexión: en ningún libro de nuestra currícula dice que la discapacidad es tema de interés humano, es por eso que como miembros de la sociedad las personas con discapacidad son un tema de interés general. ¿Por qué nos subestiman? ustedes son en parte responsables de la imagen menoscabada que se tiene de nosotros. Hay que hacer accesibles los medios de comunicación para que sean ellos quienes narren su realidad, darles espacio para que reclamen su derecho y sean protagonistas de su propia historia.

En segundo lugar, las comunicaciones deben ser accesibles, señores empresarios de la comunicación, esto hará que las personas con discapacidad auditiva puedan oír. Los que tengan discapacidad visual vean y los que tienen discapacidad motora tengan información a la mano. Las personas con discapacidad somos difíciles de tratar: la mayor parte contestatarios, resentidos, con una actitud hostil, siempre dispuestos a decir lo mal que nos trata la sociedad pero ¿Cómo aceptar o integrar a una persona que no conozco? ambos grupos no se conocen; precisamente a través de la comunicación se hace una verdadera comunidad es aquí que los medios de comunicación cumplen un papel primordial para edificar ese puente de conocimiento y comunicación que la sociedad necesita para estar verdaderamente integrada y correctamente informada.

Este libro será un manual para los estudiantes y comunicadores sociales en el tema de la discapacidad. Recuerden que nadie puede aceptar ni valorar lo que no conocen. Para optar mi grado tuve la suerte de tener a un excelente mentor y amigo el doctor Josemaría Desantes, quien desde España me ayudó con el difícil tema enviándome bibliografía y reflexiones con que no contábamos en el Perú; hoy está presente espiritualmente nosotros. A él va mi profundad gratitud y afecto por su generosidad desinteresada.

A la doctora Fabiola Morales Castillo, mi asesora de tesis, hoy congresista de la República, mi agradecimiento especial por compartir mis anhelos y esperanzas además de su presencia hoy aquí. Agradezco a tres personas muy importantes en la UDEP que me apoyaron mucho moral y espiritualmente no voy a mencionarlos porque Dios sabe que a ellos les basta saber que los recuerdo diariamente en mis oraciones.

Soy miembro del Instituto Pro Desarrollo de la Persona con Discapacidad INPRODESDI y editamos la única revista de prensa especializada en el tema de la discapacidad, el tiraje no es suficiente, pero la calidad de la revista y de los fundadores todos personas con discapacidad en el Perú y con mucho coraje a ellos va mi admiración y reconocimiento, sigan adelante Guillermo Vega, María Luisa Huerta y Renzo Subauste. Hay un agradecimiento especial que quisiera compartir con ustedes:

Ella es como la madre que cuando somos pequeños siempre está lista para ponernos una curita cuando nos lastimamos y es también la persona que le brillan los ojos cuando sus hijos sacan buenas notas, ella es la persona que confió en mí y me postulo para este Premio que hoy me honro en recibir; ella es la señora Lucía Claux de Tola aquí presente, la señora Lucía es directora de la Fundación para el Desarrollo Solidario, FUNDADES, trabaja de sol a sol, su trabajo no tiene precio, ya ha fundado más de cinco centros para personas con discapacidad para su micro empresa y hogares para niños en extrema pobreza en una frase es nuestra hada madrina, Dios te bendiga, Lucía.

Gracias también a quien hizo de mí una rehabilitadora profesional. El Grupo Latino Americano de Rehabilitación Profesional “GLARP” representado por la presidenta de¡ capítulo peruano la doctora Vilma Cavero de Castro, gracias por darme la oportunidad de especializarme, doctora Cavero.

Finalmente, gracias a mis amigos Vicente y Elva, que me guiaron en el camino hacia Dios gracias a mis queridos padres y hermanos, a mi esposo Renzo, a mis padres políticos, mis sobrinos y amigos por ser siempre la mano generosa que necesito en momentos difíciles.

Y finalmente los dejo con una reflexión que aprendí y procuro practicar siempre que puedo “La díscapacidad no es un límite si no el mayor pretexto para ser mejor”.

Gracias.

Lic. Cecilia Pacheco Calle

Lima, 2001

Discurso de despedida pronunciado por el Dr. Ralph Coti, director de la Fundación Clover

Damas y caballeros. 

Es para mí, una nueva oportunidad de visitar a Perú para otorgar los Premios Esteban Campodónico y para participar de la reunión anual de preparación del proceso de convocatoria y selección y premiación del año que viene. 

El año pasado, tuvimos la satisfacción de presentar además el libro que recoge la meritoria vida y obra de los ganadores de los 5 primeros años de estos premios y hemos traído también hoy para quienes no han podido aún apreciarlo. Recuerdo muy bien mi contacto con ellos, algunos nos acompañan hoy, durante y después de la ceremonia de premiación y de lo que he leído de sobre su labor y sus logros. Yo sé que reflejan lo bueno de la sociedad peruana y de la humanidad, todos los premiados estaban en sus propias tareas de servicio antes de recibir el Premio Campodónico y ellos continuarían en ellas aún si este nunca se hubiera establecido. 

Es así, como nos preguntamos porque honramos a personas y organizaciones que ofrecen su tiempo, sus talentos y una buena parte de sus vidas para ayudar a otras personas o desarrollar a la sociedad. A los integrantes de una sociedad es justo reconocer lo bueno que sus miembros más destacados han hecho. Es una manera de decir gracias públicamente a quienes han dado y siguen dando tanto a la sociedad y darles algún apoyo económico para concretar algunas de sus metas y objetivos. 

Quiero agradecer también, al doctor Mabres, rector de la Universidad de Piura, prestigiosa entidad que hace posible la organización anual de estos premios, así como a los miembros del Consejo Consultivo y el jurado que este año nos ha acompañado y en la que sabemos ha sido una selección difícil de los candidatos. 

 Yo he conocido a muchos peruanos y es para mí, un honor y un placer conocer un país tan bello y rico en cultura, historia y personas de buena voluntad. 

Muchas gracias. 

Lectura del Acta de Premiación pronunciado por la Sra. Katia Cevasco- Secretaría Ejecutiva

En el área de Servicios Directos a la Sociedad salió elegida, con 4 votos la: 

Hna. María Estrella Del Carmen Valcárcel 

“Por su notable labor a favor de los grupos más necesitados de la zona de emergencia de Ayacucho y a sus contribuciones diversas a grupos de niños, mujeres y jóvenes de la zona andina de nuestro país”. 

En el área de Actividad Profesional Destacada fue elegida por 4 votos, la señora: 

Lic. Cecilia Pacheco Calle  

“Por su entereza y tesón para realizar un trabajo profesional a favor de las personas discapacitadas desde su particular situación de periodista y como rehabilitadora profesional en el Hospital Carlos Alcántara de ESSALUD en Lima” 

 

Los resultados fueron aprobados por unanimidad por el jurado y se procedió luego a la subscripción del acta por parte de los asistentes. La secretaría ejecutiva de los Premios Campodónico Figallo levanta la presente acta para someter el veredicto a la Fundación Clover quedando luego en facultad de comunicarlo a los miembros del Consejo Directivo, Consejo Consultivo y a la opinión pública peruana. 

 Lima, lunes 1 de octubre de 2001. 

A los premiados y a sus entusiastas proponentes nuestras más sinceras felicitaciones. 

Galería

  • La licenciada Cecilia Pacheco brindando su discurso de agradecimiento al recibir el Premio Esteban Campodónico.

  • El doctor Ralph Coti haciendo entrega del diploma a la licenciada Cecilia Pachecho.