Premio Esteban Campodónico

2008 | Dr. Augusto Bazán Altuna †

2008 | Dr. Augusto Bazán Altuna †

Nació en Chiclayo, en 1916. Estudió Medicina en la UNMSM, especializándose en Cirugía, y se ha desempeñado buena parte de su vida profesional en el Instituto Nacional de Salud del Niño (ex Hospital del Niño), adonde trabajó durante más de 60 años, 23 de ellos como consultor ad honorem en el Área de Quemados. Su gran aporte fue en el campo de la atención de los niños quemados, así como la prevención en este tema, lo cual le valió reconocimiento general. En 1964, descubrió la técnica del trasplante de piel de cerdo en niños con quemaduras de tercer grado.

Presidió la Sociedad Peruana de Cirugía Pediátrica, la Sociedad Peruana de Cirugía Plástica y Reconstructiva, la Sociedad para la Prevención y Tratamiento de Quemaduras en el Perú; el Cuerpo Médico del Instituto Nacional de Salud del Niño, la Asociación de Médicos del Ministerio de Salud en tres periodos y de la Federación Médica Peruana.

Recibió numerosas distinciones: Medalla al Mérito por su labor en beneficio del Cuerpo Médico Nacional (Colegio Médico del Perú, 1984); Condecoración Hipólito Unanue en el Grado de Comendador, por su intensa labor médica en favor del niño quemado (1985). Falleció el 24 de setiembre de 2010.

Discurso

Discurso de Agradecimiento del Doctor Augusto Bazán Altuna, Premio Esteban Campodonico Figallo 2008

Señoras y señores:

Para quienes nos vamos acercando al final… de la jornada, es para mí un gran honor recibir de la Fundación Esteban Campodónico Figallo, de gran prestigio internacional, este premio como estímulo por lo poco o mucho que hacemos en la recuperación de quienes sufren el más terrible de los accidentes, como son las quemaduras, especialmente en niños.

Hasta el año 1950, la mortalidad en quienes sufrían quemaduras era del 25% a nivel mundial y en nuestro Hospital del Niño, donde se atendían niños hasta la edad de 12 años, era del 40% en las primeras 48 horas (shock). El tratamiento que recibían era el mismo que en todas partes del mundo: glucosa al 5% en agua adicionada de cantidades variables de plasma.

En abril de 1951 llegaron a esta ciudad los doctores Sanford Rosenthal y Evans. Por entonces, existía gran preocupación por la alta incidencia de este tipo de accidentes en nuestro medio, de acuerdo al informe presentado por el Dr. Gilberto Morey, Jefe de Cirugía del Hospital del Niño en el Cuarto Congreso Nacional De Cirugía.

Rosenthal y Evans habían realizado investigaciones desde 1948 quemando ratones albinos, raza suiza, de 20 gramos de peso, machos, en quienes producían quemaduras del 70% del cuerpo, sumergiéndolos en agua caliente a 70 grados centígrados durante 7 segundos, previa anestesia general con éter.

Rosenthal toma un primer lote, los quema y no les administra ningún tratamiento, falleciendo la totalidad de ellos a las 48 horas. Después de probar una serie de soluciones, encontró que inyectándolos por vía intraperitoneal una solución de cloruro de sodio al 9 por mil en cantidad equivalente al 15% del peso del animal, la mortalidad bajó al 5%.

Estos resultados nunca se habían probado en clínica y fue en nuestro Hospital del Niño donde, después de firmarse un convenio, entre la Facultad de Medicina de la Universidad de San Marcos y el Nacional Public Health de Estados Unidos que se llamó “Proyecto Perú”, quienes proporcionaron todo el material para la investigación. Se administró lactato de Ringer y plasma con lo cual la mortalidad en niños bajó al 6%. Personalmente participé en los experimentos desde el primer momento con los citados investigadores estadounidenses.

En 1960 se realizó el Primer Congreso Mundial de Quemados en Bethesda, Estados Unidos, donde hubo un reconocimiento internacional a los trabajos realizados en el Perú.

En 1985 aparecen estudios donde refieren que al quemado hay que administrarle por vía enteral alimentación hiperproteica e hipercalórica, con lo cual la mortalidad de las primeras 48 horas (shock) bajaba más. Desde esa fecha continuamos dichos procedimientos habiendo conseguido bajar la mortalidad de los niños al 0,3%.

Resuelta la primera causa de la muerte por shock, surge el problema de reposición de piel en quemaduras extensas y profundas de más del 60% de la superficie corporal.

Por otro lado, a mediados del siglo pasado se inicia la aplicación de piel de cadáver (homo-injerto), material que en nuestro medio no estaba a disposición de los médicos peruanos porque la ley de donación de órganos y tejidos no estaba reglamentada; esto nos motiva la necesidad de buscar soluciones prácticas a problemas concretos de nuestra realidad que nos permitan reducir la mortalidad por falta de piel. Es así que en el año 1964 iniciamos el empleo de piel de cerdo. Después de madurar una técnica operatoria y cuando consideramos factible, realizamos la primera operación empleando cerdos de seis meses de edad que después de estricta limpieza y rigurosa asepsia, tomamos la piel en sala de operaciones, tomando dermatomo eléctrico.

La piel fue esterilizada con rayos ultravioleta. Luego se tomaron muestras que fueron enviadas al laboratorio de microbiología y un segmento a anatomía patológica. El laboratorio de microbiología respondió que había ausencia de gérmenes y anatomía patológica que era piel viable e histológicamente muy semejante a la piel humana. Con esta seguridad, la venimos empleando hasta la fecha.

Por razones de límite de tiempo, no es posible abundar en otros adelantos en el tratamiento del quemado.

En 1995, con la doctora Emma Castro Gomero, biofísica del Instituto Peruano de Energía Nuclear y por iniciativa suya, fundamos el Banco de Tejidos con la valiosa cooperación de la Organización Internacional de Energía Atómica, con sede en Viena, que después de obtener la información requerida, aceptó su creación y donó los equipos para su funcionamiento, los que fueron instalados en Instituto de Salud del Niño. Con estos equipos se prepara piel de cerdo mediante procedimientos y técnicas especiales que cuentan, además, con un adecuado control de calidad, liofilización y esterilización con rayos gamma en el Instituto Peruano de Energía Nuclear.

El día de hoy, se cumple 45 años de la fundación de nuestro Servicio de Quemados sin que el Estado gaste un solo centavo. Todo el mobiliario, menaje y equipo fue obtenido gracias a la colaboración de las señoras Inés Ortiz de Zevallos de Roca, Hortensia Pedraza de Villavicencio, Liliana de Rossi, Carmen Zavala, Genoveva Ortiz de Cevallos y Coty Zarax Meyer, mediante donaciones y la colaboración del Club de Leones de Breña que presidía el señor Juan Rissi, quien se encargó de la remodelación del ambiente, que había sido Escuela de Enfermeras.

En estos 45 años se han hospitalizado por graves quemaduras 13,275 niños.

Llevo 62 años al servicio del Hospital del Niño, de los cuales los últimos 22 me desempeño como consulto ad honorem al haber aceptado el pedido del ministro de Salud de aquel momento, doctor David Tejada, quien firmó mi nombramiento.

Finalmente, deseo expresar mi agradecimiento a la Fundación Clover y a la Universidad de Piura por concederme este prestigioso premio.

Del mismo modo, quien manifestar mi doble agradecimiento al doctor Adrián Ramírez por ponerme como candidato a este concurso cuando era director del Instituto de Salud del Niño y por sus generosas palabras de presentación.

Doctor Augusto Bazán Altuna

Premio Esteban Campodonico Figallo 2008, Área Actividad Profesional Destacada

Lima, 24 de Julio de 2008