Premio Esteban Campodónico

1999 | Ing. Luis F. Zapata Baglietto †

1999 | Ing. Luis F. Zapata Baglietto †

Nació en Lima, en 1936. Estudió en la Universidad Nacional de Ingeniería, UNI, y luego en la Universidad de Texas. En el Perú incursiona en la docencia universitaria y funda los cursos de Estructuras de Acero, para fomentar la aplicación de la ingeniería estructural en el país.

Ha participado también de importantes proyectos, como el techado de los coliseos Amauta de Lima y Gran Chimú, de Trujillo; y en la construcción de puentes, antenas, torres de electricidad. Cumplió más de 30 años como docente en varias universidades, particularmente en la UNI en donde ha difundido la aplicación de las estructuras de acero como un método más barato, rápido y seguro al momento de afrontar los sismos. Plantea crear un Instituto del Acero para promover la investigación y actualización de los profesionales peruanos.

Discurso

Discurso de agradecimiento pronunciado por el Ing. Luis F. Zapata Baglietto, Premio Esteban Campodónico 1999

Me han pedido que diga algunas breves palabras en esta hermosa ceremonia; con su venia me voy a permitir, entonces, contar algo referente a lo que hoy nos congrega.

Hace ya 40 años, un día como estos, viajé becado a USA, para seguir mi Postgrado de Ingeniería Estructural en la Universidad de Texas; allí aprendí la aplicación del acero a la construcción, algo que hoy le vale un premio a este profesor que ha dedicado su labor al desarrollo de la construcción en acero en el Perú. Hoy se culmina, entonces, una historia hermosa no prevista de un joven de esa época, que, estudiando en otros horizontes, pensó en enseñar y aplicar estos conocimientos, a su regreso al país.

Ingeniería Estructural es una ciencia y un arte para diseñar y realizar, con economía y elegancia, edificaciones, puentes, armazones y otras estructuras similares de tal modo que ellas resistan las fuerzas a las cuales pueden estar sujetas. La industria de la construcción es vital para el desarrollo de nuestro país, se dice que cuando la construcción camina el país camina. La aplicación del acero en la construcción es enorme.

Haciendo una simplificación, podemos decir que las construcciones se pueden edificar con materiales como esteras y palos, madera, adobe, ladrillos, concreto armado, materiales compuestos y de acero. El acero es la base de construcciones livianas, grandes o pequeñas, bellas y esculturales, que permite un trabajo limpio, planificado y de una rapidez sorprendente. Mejora la destreza del operario y ayuda a la imaginación de los promotores de las construcciones a presentar interesantes propuestas.

Es el único material que disminuye su precio con los años y que mejora en su resistencia y formas. Ahora, hasta las viviendas unifamiliares se pueden edificar, muy económicamente, con esqueleto de acero. Los puentes vehiculares y peatonales pueden edificarse con acero, las construcciones de establecimientos de industrias, las de minas, las de petróleo, las torres de electricidad, de comunicaciones, hangares, coliseos, etc.

El material acero es de relativa reciente invención, tal como se conoce ahora es de fines del siglo XIX. Es la fusión del mineral de hierro, carbono y otras aleaciones y que ahora se trabaja en las siderúrgicas con un proceso industrial cada vez más exacto.

El acero se puede obtener de las materias primas por desoxidación del hierro y la mezcla con otros minerales o por tratamiento del acero de reciclaje. El material puede tener muchas variedades y formas al finalizar su manufactura. Los ingenieros y arquitectos apreciamos su resistencia y su facilidad de trabajo para la construcción de nuestras obras.

La industria del acero es muy grande; hay una frase que define muy bien la importancia del acero en nuestras vidas: Para su bien o para su mal, el acero es uno de los materiales que más ha influido en la historia de la humanidad; es agente de adelanto y civilización, de destrucción y miseria, de bienestar y libertad, de poder y opresión. El arado y la espada que caracterizan a la humanidad, son de acero.

La construcción es una rama de la industria que requiere de conocimientos y de aprendizaje, que necesita conocimientos de estabilidad, de suelos y de comportamiento del material, lo que se adquiere en las universidades con la docencia y la investigación y en la actividad diaria; y en las escuelas de operarios, para mejorar la destreza del trabajador.

En más de treinta años hemos colaborado en el desarrollo del acero en el Perú. Es cierto que la tecnología viene de países desarrollados, así como mucho del material, pero la aplicación y uso tienen que tener en definitiva un tinte peruano. Para ello primero ganamos la posibilidad de desarrollar un curso de acero en la UNI, luego en la PUCP y en la Escuela de Ingeniería del Ejército, años después en la UDEP.

Hubo que establecer reglamentos de construcción en acero, por lo que se tradujo el reglamento del AISC, había que producir textos para los alumnos, colaborar en el desarrollo de la aplicaciones del acero como los perfiles soldados y plegados, ganar experiencia a través de tesis y publicaciones en congresos y en literatura técnica, participando en congresos nacionales y extranjeros y divulgando experiencias para alentar la construcción en acero en el Perú.

No fue una labor fácil, ustedes se acuerdan lo que fue la universidad estatal en nuestro país en muchos años, esa es la experiencia docente que me tocó vivir. La industria del acero, en manos del Estado, con su ineficiencia creó un sobrecosto de hasta tres veces el valor del material con relación al precio del mercado internacional. Hubo falta de apoyo de las empresas para nuestra labor. De esta etapa debo rescatar el apoyo de nuestros alumnos de la universidad que me ayudaron con un gran entusiasmo. A ellos les debo mucho de lo que hoy se premia.

No es lo mismo diseñar y construir una edificación en acero en el Perú y, digamos, en USA. Dos ingenieros pueden tener la misma preparación académica y las mismas herramientas, pero ambos llegarán a dos soluciones distintas y veamos por qué: El material es más barato en USA que en el Perú, pero donde hay una diferencia dramática es en la mano de obra, siendo ambas de igual calidad. Un soldador en USA recibe entre 30 y 40 dólares por hora, mientras que en el Perú recibe un dólar y medio por hora.

Por ello nuestras soluciones deben reflejar un mayor uso de la mano de obra, por ejemplo, diseñando estructuras livianas de celosía con muchas piezas en vez de soluciones limpias y pesadas como las de USA. Aplicar las soluciones americanas a nuestro medio no es una solución económica en el Perú.

Por eso nos dedicamos a la optimización de estructuras metálicas en la construcción para reducir el peso del material y lograr soluciones más livianas y con amplia participación del obrero peruano, que requiere llevar un pan a su hogar todos los días. Este estudio fue de mucha importancia.

Los que somos encargados de crear aplicaciones de tecnologías de avanzada debemos pensar siempre que nuestro objetivo debe estar dirigido primordialmente a crear trabajo. Ahora que se habla con tanta facilidad de la automatización, en que se procura dejar la mano de obra en la casa mientras las máquinas trabajan. Eso no puede ser, hay que generar soluciones con intensa participación de la mano de obra, que en nuestro país es de las mejores del mundo.

Entre otras cosas creímos conveniente también estudiar los efectos del viento en estas estructuras y colaboramos difundiendo el Mapa Eólico del Perú. También estudiamos los efectos de los terremotos en las construcciones de acero y publicamos varios estudios para la seguridad de los ocupantes. Participamos en modelos de escuelas y casas económicas.

Siempre hemos creído que es importante crear un Instituto del Acero del Perú para incentivar el buen uso de este material en nuestro país. Deben unirse los productores de acero, los fabricantes, usuarios y crear un fondo para que dicho instituto desarrolle una labor de divulgación, otorgue premios a los mejores trabajos en que se ha utilizado acero.

Debemos alcanzar conocimientos de las últimas tecnologías a los diseñadores, arquitectos e ingenieros, estar en contacto con los otros institutos del mundo para recibir los aportes de conocimientos en la aplicación de este material. Es necesario ayudar a los profesores de las universidades en sus afanes de investigación, apoyando tesis de investigación, se debe patrocinar la reunión de estos, al menos una vez al año para que reciban los aportes de tecnología y los puedan aplicar a sus enseñanzas y mantengan una línea única de estudio para que todos nos entendamos. Estoy convencido de que por medio del Instituto Peruano del Acero habrá un progreso de la industria del acero.

Debemos pensar que los países desarrollados invierten mucho dinero en investigación. Por ejemplo, USA destina $ 636 por habitante al año a la investigación, en cambio el Perú solo invierte $3 por habitante al por año en investigación. Así no seremos capaces de tener tecnología propia.

Sin embargo, creo que ha llegado la etapa del desarrollo en el Perú: cada día se verán más construcciones en acero, creando puestos de trabajo porque ya tenemos una base de conocimientos adecuada, veo más puentes de acero que llevarán a los peruanos más fácilmente a sus destinos; veremos más industrias para cobijar a más trabajadores, las torres de trasmisión eléctrica se multiplicarán llevando energía para el desarrollo, estaremos más conectados, las casas se abaratarán, en fin haremos construcciones más racionales, aprovechando mejor el material y cuidando los presupuestos de inversión. Estaremos más relacionados con el mundo y compartiremos más información, los estudiantes y profesionales tendrán más acceso al conocimiento. Esta es mi visión.

Antes de terminar les debo decir cuan agradecido estoy a la Fundación Esteban Campodónico Figallo por crear este premio que alienta a muchos peruanos que cumplimos con nuestro deber. Ahora que mi nombre estará ligado a Campodónico, les digo que estoy orgulloso de ello.

Agradezco la Universidad de Piura y la Fundación Clover por el cuidadoso manejo de este premio, a los miembros del jurado por ser tan generosos con mi persona, a los doctores Piqué del Pozo y Zavala, distinguidos exalumnos míos, por haberme presentado sin decirme nada al concurso a nombre de la Universidad Nacional de Ingeniería, a tantos exalumnos míos que trabajaron conmigo en esta labor, en fin, a tanta buena gente que tuve el honor de servir.

Un recuerdo a mis padres que me alentaron en mi vocación de servicio. Cariños a mi hijo y a mi hija para que cuiden este patrimonio de honestidad y trabajo que les deja su padre y finalmente. Y si a alguien quiero dedicar este premio es a mi señora, porque con su abnegación e inteligencia me alentó siempre en mi trabajo. Y yo seguiré trabajando.

Muchas gracias.

Ing. Luis F. Zapata Baglietto

Lima, 10 de setiembre de 1999

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