El artículo cuestiona los límites del liberalismo radical, advierte sobre el anarcocapitalismo y sostiene que Perú requiere un Estado más fuerte para garantizar servicios básicos, reducir la exclusión y afrontar su fragilidad social.
Por Javier Gomez. 03 diciembre, 2025. Publicado en el Semanario El Tiempo el 30 de noviembre del 2025“El liberalismo es el respeto irrestricto del proyecto de vida del prójimo, basado en el principio de no agresión y en defensa del derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad”. (Alberto Benegas Lynch).
Desde hace algunos años, con la candidatura de Javier Milei y, más exactamente, desde que empezase su andadura por los platós de televisión y las plataformas virtuales, la definición de Benegas Lynch se ha hecho particularmente célebre entre los consumidores de internet. Su mención a la libertad, sus alusiones a la vida y a la propiedad privada han seducido a muchos jóvenes hispanohablantes, gracias a Javier Milei, Agustín Laje, Nicolás Márquez o Emmanuel Danann. Paralelamente, autores españoles como Jesús Huerta de Soto, Miguel Anxo Bastos o Juan Ramón Rallo han aumentado su popularidad como consecuencia de la nueva moda del minarquismo y del anarcocapitalismo.
Ahora bien, sin desmentir los éxitos objetivos que las políticas liberales han conseguido para la humanidad y admitiendo que su principal enemigo, el estatalismo, se ha dejado conducir en la historia hacia el fascismo y el comunismo, formas políticas especialmente lesivas para el género humano, conviene advertir acerca de la importancia de las regulaciones centrales y de la existencia de un ente que cuente con el respaldo de la ciudadanía y de quienes deben ser depositarios únicos del derecho regulado sobre la violencia.
Anarquismo y anarcocapitalismo proponen la abolición del Estado como forma de eliminar los instrumentos de coerción central que entorpecen el comercio y la libre asociación de los individuos. Autores como Adam Smith y Emma Goldman sostuvieron que los vínculos sociales forzosos son indeseables, ya que las personas podían sobrevivir y mantener su autonomía económica sin ellos. Por ejemplo, sin colaborar con instituciones militares ni con individuos de baja productividad en riesgo de exclusión. Ayn Rand, en su defensa del laissez-faire, al menos se reservaba la excepción minarquista de que el Estado mantuviera su control sobre la judicatura, el gobierno y las fuerzas del orden.
Además de en los escritos de Rand, puede rastrearse el minarquismo en importantes ensayos de Ludwig von Mises, de la escuela austríaca, de Robert Nozick o Milton Friedman, por mencionar sólo algunos. Von Mises defendió, aunque no en los mismos términos que el minarquismo, reducir el Estado a su mínima expresión; Nozick considera que la única función del Estado es la protección civil; y Milton Friedman, en la misma línea, amplía las competencias estatales concibiendo al Estado como garante de los derechos individuales.
En Perú, el self-made man del liberalismo ha fracasado. No funcionan bien las pensiones por jubilación, ni la sanidad pública ni la educación estatal. En primer lugar, porque somos una sociedad cuya célula indivisible sigue siendo la familia. Las redes de apoyo siguen siendo fundamentales para tener vivienda, conseguir un buen empleo o un médico de confianza. Además, la polarización de los niveles de ingreso y la extendida informalidad obligan a que unos pocos contribuyan al Estado por todos.
El dilema es dejar caer a las personas en riesgo de exclusión o aumentar las coberturas sociales. Dejar el problema en manos de la responsabilidad personal o de la bondad de las familias es una temeridad; y promueve la proliferación de personas sin acceso a servicios básicos. Por ello, las competencias y responsabilidades del Estado deben aumentar en el Perú; y no reducirse, aunque, para ello, deba aumentar la presión recaudatoria sobre quienes no financian al Estado. Sin llegar a casos extremos de asfixia fiscal, como sucede en Europa, en Perú es completamente necesario reforzar al Estado y olvidar soluciones liberales que consienten la pobreza extrema.








