13

Nov

2025

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Salud en el primer nivel de atención, una deuda con intereses

El fortalecimiento del primer nivel de atención, por tanto, es una deuda acumulada que requiere de acciones integrales: desarrollo de comunidades rurales, distribución equitativa de profesionales y una formación académica rigurosa.

Por Rodrigo Cueva Quijano. 13 noviembre, 2025. Publicado en Diario Perú 21, el 4 de noviembre de 2025.

El primer nivel de atención en salud constituye la puerta de entrada al sistema, porque brinda servicios básicos de promoción, prevención y atención ambulatoria, o deriva a los pacientes a centros de mayor complejidad. Su carácter interdisciplinario lo convierte en un espacio clave para garantizar calidad; además, revela múltiples oportunidades de mejora.

Un indicador relevante sobre la situación de un país es la densidad de médicos por habitante. La OMS recomienda un mínimo de 23 por cada 10 000 habitantes; sin embargo, en Perú el número ha sido históricamente bajo; y, entre el 2021 y 2024, se mantiene en torno a 16–17 médicos por diez mil habitantes; sin embargo, esta cifra varía entre regiones. Algunas (Lima, Callao, Arequipa o Moquegua) superaron los 21 médicos al 2021; mientras que Piura, Cajamarca, Loreto o Puno apenas alcanzaban la mitad. Y, en las zonas rurales, la inequidad se refleja en que solo 30% de pacientes ingresan al sistema por el primer nivel, cuando este debería resolver hasta el 90% de las atenciones.

La ineficiencia deriva en sobrecarga hospitalaria. En 2023, 18 hospitales de Lima registraron ocupación de camas del 90%, lo cual genera demoras, hacinamiento y mayor riesgo de infecciones.

El Serums surge como estrategia para llevar profesionales a zonas vulnerables y, para médicos recién egresados, constituye un requisito para el residentado o para laborar en el Estado; y es una oportunidad de formación en comunidades rurales. Sin embargo, los incentivos económicos no bastan para compensar las dificultades. El promedio de dos fallecimientos anuales de médicos serumistas, asociados a deficiencias en transporte o violencia, refleja los riesgos. Sin un trabajo conjunto con autoridades locales y sin condiciones mínimas de desarrollo, resulta insostenible pretender una atención de calidad basada solo en el sacrificio individual.

Otro factor crucial es la formación médica. En Perú existen 39 facultades de Medicina Humana, responsables de preparar a las nuevas generaciones. Sin embargo, las evaluaciones nacionales del ENAM, de entre el 2009 y 2019, mostraron 42.8% de desaprobación, con variaciones de hasta 70% en algunas universidades. El reciente Examen Serums 2024 registró cerca de 70% de desaprobados, lo que plantea dudas sobre la calidad educativa y la capacidad de los egresados para enfrentar escenarios adversos en el primer nivel de atención. La proliferación de facultades sin estándares adecuados puede priorizar cantidad sobre calidad, debilitando aún más al sistema.

El fortalecimiento del primer nivel de atención, por tanto, es una deuda acumulada que requiere de acciones integrales: desarrollo de comunidades rurales, distribución equitativa de profesionales y una formación académica rigurosa. El Estado debe asegurar condiciones adecuadas en la formación y el ejercicio de la profesión. Por su parte, las autoridades, gestores y personal de salud tienen la responsabilidad de trabajar por un sistema más equitativo y eficiente.

Como es evidente, la mejora del sistema de salud peruano no depende solo de aumentar cifras, sino de garantizar calidad, accesibilidad y sostenibilidad. El reto será transformar la inequidad en una oportunidad de crecimiento y en consolidar un primer nivel de atención capaz de responder a las verdaderas necesidades de la población.

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