28

Ago

2025

ARTÍCULO DE OPINIÓN

Santa Rosa de Lima: una fuente de inspiración dotada de santidad

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Djanira Aparicio, profesora de la Facultad de Humanidades, explica cómo la vida y obra de Santa Rosa de Lima es una fuente inspiración, marcada por una santidad ejemplar, caridad y amor a Dios.

Por Zhenia Djanira Aparicio Aldana. 28 agosto, 2025. Publicado en semanario El Tiempo, el 24 de agosto de 2025

En agosto, los peruanos recordamos con fervor a Santa Rosa de Lima, mujer cultivada espiritualmente y reconocida, en el mundo, como un símbolo de abnegación y de perfección cristiana.

Santa Rosa fue la primera santa nacida en América y canonizada por la Iglesia católica. Si bien su vida fue breve, dejó un legado de piedad que se identifica con la caridad, el sacrificio y la redención a Cristo.

Su santidad se manifiesta como un rasgo de profunda humildad y un ascetismo penitencial; asimismo, su devoción hacia Dios y hacia los demás fue innegable a lo largo de su existencia.

Santa Rosa en la ermita, s. XVIII, óleo sobre lienzo, Anónimo cusqueño. Convento de Santa Catalina, Cusco. Archivo Fotográfico del historiador Dr. Guillermo Arquero Caballero.

Esta espiritualidad influyó de manera inmediata en poetas, pintores y escultores que inmortalizaron obras bajo el título de “Rosa de Lima”. Un ejemplo es la Escuela Cusqueña (siglo XVII-XVIII), cuyo legado incluye óleos que representan la santidad de Rosa, como el que se encuentra en el Museo Pedro de Osma de Barranco (Lima) titulado “Santa Rosa defendiendo la Eucaristía”. En esta imagen se observa a la santa, valiente y como símbolo del Nuevo Mundo, defendiendo al Santísimo Sacramento, junto al Rey de España, quien amenaza con su espada a los herejes.

También está el óleo sobre lienzo con aplicación de pan de oro, llamado “Santa Rosa de Lima y el Niño Jesús”, de un pintor anónimo cusqueño. Este se encuentra en el mismo museo y muestra a la santa limeña junto al divino niño bordando, rodeada de naturaleza que refleja su inclinación, no muy conocida, a San Francisco de Asís.

Esta afinidad con el mundo natural se ve plasmada en otro óleo sobre lienzo de un anónimo cusqueño, ubicado actualmente en el convento de Santa Catalina en el Cusco. En dicha obra, se contempla a Santa Rosa de Lima en su ermita que fue construida por ella misma, acompañada de rosas con un fondo azul de cielo y de pajaritos que la contemplan atentos a sus cantos y poesías. Labor poética que es digna de resaltar en la santa limeña. En uno de sus cantos dice así: “Pajarito Ruiseñor, alabemos al Señor, tú alaba a tu creador, yo alabaré a mi Señor”.

La fama de su vida mística y contemplativa de Rosa de Lima se extendió en el tiempo y traspasó fronteras. Pintores italianos la tuvieron como musa espiritual, tal como Melchor Caffá (1638-1677) que, en su célebre escultura, del año 1669, labrada en mármol de Carrara, muestra a una Rosa yacente acompañada de un ángel sonriente que la protege. Esta obra se resguarda en el Convento de Santo Domingo en Lima.

Al celebrar a Rosa de Lima, debemos sentirnos orgullosos por su firme religiosidad, pues amó con todos sus sentidos a Dios. En palabras del ilustre historiador José Antonio del Busto: “La vida de Rosa no necesita justificación ni defensa […] Fue una mujer inteligente, realista, meritoria, excepcional, también con personalidad superior. Su “yo”, atípico, sano y cultivado, sublimador y sensible, se explica sobradamente en su búsqueda de Dios”.

Santa Rosa de Lima con el Niño Jesús, s. XVIII, óleo sobre lienzo, Anónimo cusqueño. Museo Pedro de Osma, Lima. Archivo Fotográfico del historiador Dr. Guillermo Arquero Caballero.

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