Amar, desde esta perspectiva, significa ofrecer y recibir apoyo, sentir que se puede acudir al otro en momentos de vulnerabilidad y, al mismo tiempo, tener la libertad de explorar el mundo.
Por Rosa Cornejo Briceño. 11 agosto, 2025. Publicado en diario Correo, el 10 de agosto del 2025.La psicología describe el amor como un acto complejo que combina emoción, pensamiento y acción. No basta con querer: hay que cuidar, comprometerse y construir. Según la teoría triangular del psicólogo Robert Sternberg, el amor más sólido se levanta sobre tres pilares: intimidad, pasión y compromiso. Y, tal como señala la teoría del apego, amar también es brindar un refugio seguro, donde la conexión no ahogue, sino que impulse a crecer. Porque, al final, amar no es perderse en otro… sino encontrarse juntos.
En el imaginario popular, el amor suele verse como un flechazo instantáneo, algo que “simplemente ocurre”. Sin embargo, la investigación psicológica demuestra que el amor es un proceso que se construye día a día. No se trata solo de lo que se siente, sino de lo que se elige hacer para mantener vivo el vínculo.
La teoría del apego, desarrollada por John Bowlby, añade una pieza clave: las personas tenemos una necesidad biológica de crear lazos que nos brinden seguridad. Amar, desde esta perspectiva, significa ofrecer y recibir apoyo, sentir que se puede acudir al otro en momentos de vulnerabilidad y, al mismo tiempo, tener la libertad de explorar el mundo.
Un vínculo sano no implica fusionarse hasta perder la identidad, sino mantener un equilibrio: cercanía sin asfixia, independencia sin desconexión.
Hoy, en una era donde las relaciones pueden romperse con un clic y la inmediatez reemplaza a la paciencia, la psicología nos recuerda que el amor duradero necesita tiempo, comunicación honesta y la voluntad de atravesar juntos las inevitables crisis.
Amar, en su versión más sana, no es una casualidad ni un golpe de suerte: es una elección que se renueva cada día. La ciencia lo respalda y la experiencia lo confirma: las relaciones que perduran se nutren de respeto, cuidado mutuo y la libertad de ser uno mismo. En tiempos donde los vínculos se consumen tan rápido como las noticias, tal vez el mayor acto de amor sea aprender a permanecer… sin dejar de crecer.









