Para Polo, San Josemaría gozaba de una gran libertad de espíritu que le ayudaba a vencer las aporías de la vida. Vida de un Santo que estuvo llena de amor de Dios y con una gran fuerza interior.
Por Zhenia Djanira Aparicio Aldana. 04 julio, 2025. Publicado en El Tiempo el 29 de junio de 2025Este 26 de junio se celebró el día central de la Fiesta de San Josemaría Escrivá, sacerdote español, conocido como el “santo de lo cotidiano” y fundador del Opus Dei y de la Universidad de Piura. Leonardo Polo, filósofo español, un gran pensador cristiano y profesor de esta casa de estudios es autor de una prolífica obra de la que se puede decir mucho; sin embargo, en esta ocasión, aludiremos a una vinculada con San Josemaría.
En el Vol. XXXVII de las Obras Completas de L. Polo, denominado Conferencias y Textos Breves, se consignan dos artículos: “Reseña sobre el libro Surco” y “El optimismo de un Santo”. He escogido el segundo, quizás por la entrañable descripción que hace de San Josemaría. Así, señala: “El Padre (San Josemaría) era muy optimista, sumamente optimista y, por lo tanto, era muy alegre. Tenía muy buen humor: hacía la vida muy agradable. Estar con él era realmente espléndido”.
Pues bien, de lo que comenta, se recalcan dos consideraciones centrales que justifican el optimismo del “santo de lo cotidiano”. Una reconocer que el amor de Dios va primero. Polo nos cuenta que San Josemaría repetía constantemente este reconocimiento con mucha naturalidad y tranquilidad. Esta correspondencia con el Amor de Dios, que el santo demostraba constantemente, significa que el sentido de su vida consistía en corresponder, y que esa correspondencia (hacia Dios) no tenía límites.
La segunda razón del optimismo de un santo es “no vivir encapotado”. Polo refiere que San Josemaría nunca lo estaba; su vida no era triste, ni vivía preocupado. Asumía riesgos y tenía un gran sentido del humor, pues en todo lo que hacía amaba a Dios y esta es su gran aportación, su gran descubrimiento. Señala Polo, en referencia San Josemaría: “Podemos amar a Dios en todo. En lo grande y en lo pequeño. Le podemos amar en el modo de doblar una servilleta […] le podemos amar haciendo una universidad, con los problemas económicos…” En efecto, para Polo, San Josemaría gozaba de una gran libertad de espíritu que le ayudaba a vencer las aporías de la vida. Vida de un Santo que estuvo llena de amor de Dios y con una gran fuerza interior, del “Gran Consolador, el Paráclito, el Espíritu”.
Finalmente, se afirma que el “optimismo de un santo” se justifica en una mezcla entre la “enorme profundidad que tiene el espíritu de Dios y la alegría humana”. Así, Polo, a través de estos artículos, nos dice que nunca debemos olvidar que Dios es alegre; y, la clara evidencia de dicha alegría somos nosotros, su creación. Siendo un ejemplo de vida, San Josemaría, con su calidez y sonrisa, nos muestra que el camino a la santidad está esperándonos siempre.