10

Mar

2023

Artículo de opinión

Vigilancia de El Niño costero

Cabe recalcar que los pronósticos para el próximo verano son aún muy imprecisos. No hay nada dicho, pero tenemos la obligación de dar una solución de corto plazo a la posible salida del río.

Por Marina Farías de Reyes. 10 marzo, 2023. Publicado en El Tiempo, el 10 de marzo de 2023.

La Comisión Multisectorial Enfen ha cambiado el 1 de marzo el estado de alerta “No activo” a “Vigilancia de El Niño costero”, señalando una mayor probabilidad de que continúe el calentamiento anómalo hasta el otoño 2023, por la evolución de las condiciones océano-atmosféricas en el norte y centro del mar peruano. Se espera que llueva de moderada a fuerte intensidad en marzo.

Surge el temor de estar ante un Fenómeno El Niño. “El Niño” es un concepto amplio referido a un evento multidimensional que se presenta de distinta manera y magnitud cada vez, por lo que importa entender los términos usados.

El Niño se caracteriza por varios meses de duración, aguas marinas anormalmente cálidas, lluvias intensas, crecidas en ríos y quebradas en la costa norte e impactos en el ecosistema marino. Cuando el evento presenta gran intensidad y graves consecuencias, es conocido en el Perú como “Fenómeno El Niño (FEN)”.

El Niño puede asociarse a dos causas diferentes: en los años sesenta, científicos establecieron el concepto “El Niño-Oscilación Sur (ENOS o ENSO)” como la interacción anómala a gran escala océano-atmosférica, que no ocurre necesariamente en la costa peruana, sino en el Pacífico ecuatorial central, pero suele expandirse a nuestras costas. Por otro lado, en el Perú se registran algunos años eventos “El Niño” que no coinciden con la “Oscilación Sur”, que denominamos “El Niño costero”, como el del 2017 y; en contraposición, a los eventos ENSO les llamamos “El Niño global”, como los de 1983 y 1998. Su magnitud extraordinaria hace que esos años sean conocidos como FEN, independientemente de su origen global o costero.

¿Qué tenemos ahora? Un evento El Niño costero de magnitud débil, con la particularidad del inusual “ciclón de características tropicales no organizado”. Según anuncia Senamhi, el ciclón tal vez podría aumentar la intensidad de este El Niño (de costero a moderado); sin embargo, al estar muy avanzado el verano, no parece tener tiempo para evolucionar a más.

El problema es que estas lluvias medianas retratan la vulnerabilidad de nuestras ciudades y de nuestro río Piura, sin regulación aguas arriba ni una salida al mar, como ocurrió el 2017. Ahora, interesa monitorear de manera horaria los caudales y niveles del río y su fondo, previendo la ocurrencia de desbordes.

Cabe recalcar que los pronósticos para el próximo verano son aún muy imprecisos. No hay nada dicho, pero tenemos la obligación de dar una solución de corto plazo a la posible salida del río o, de lo contrario, lo lamentaremos en una eventual llegada de El Niño 2024.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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