04

Ene

2022

Artículo de opinión

¿Qué pasará con la inflación en el 2022?

A finales de los 80, el Perú pasó por una hiperinflación producto de un desmanejo macroeconómico monumental. Treinta años después, nuevas generaciones consideran que no es un problema grave convivir con inflaciones moderadas. Grave error.

Por Germán Vega. 04 enero, 2022. Publicado en El Tiempo (Suplemento dominical), el 26 de diciembre de 2021.

“Pueblo que no conoce su historia está condenado a repetirla”. Esta frase no tiene un origen preciso, pero algunos se la atribuyen a Napoleón Bonaparte, y otros al filósofo español Jorge Agustín Nicolás Ruiz de Santayana. Pero, sea quien haya sido el que la pronunció por primera vez, encierra una profunda verdad: el ser humano puede tropezar dos veces con la misma piedra.

La inflación es, conceptualmente, el incremento sostenido en los precios. Se mide como la variación porcentual de los precios en los bienes y servicios proveídos por la actividad económica. Entre sus principales causas podemos mencionar: un exceso de demanda por bienes y servicios (este exceso puede ser ocasionado por un aumento de la demanda o por una reducción de la oferta), incremento en los costos de los bienes y servicios, y exceso de liquidez en el sistema monetario (que se traduce en un aumento de demanda).

Para reducir la hiperinflación que tuvimos se aplicó una combinación de políticas que atacaban todas estas causas, y se anunciaron las metas de inflación para eliminar uno de los factores que aceleran los procesos inflacionarios: las expectativas de los agentes económicos. Estas, junto con un incremento en los costos de los bienes nacionales e importados, son los factores que están incrementando los niveles “normales” que teníamos de inflación. De 2,38% en el mes de abril de este año, hemos pasado a 5,66% en noviembre del mismo año.

La incertidumbre política actual afecta a las expectativas de los peruanos y extranjeros en el país, y ambos compran dólares para protegerse o enviarlos fuera del país. Estos hechos incrementan el valor de los insumos importados, cuyos precios en los mercados internacionales y tarifas de fletes también se han elevado; incrementando los precios finales en nuestra economía. En resumen, entramos en un círculo vicioso donde incertidumbre, expectativas, alza en el tipo de cambio y elevados precios de las materias primas nos llevan a tener mucho cuidado con las proyecciones futuras de la inflación en el país.

Actualmente, debido a su alto componente importado, la inflación es un fenómeno mundial. En América Latina todas las economías han tenido incrementos inusuales de precios de bienes y servicios, y en todas sus Bancos Centrales han elevado sus tasas de referencia, para reducir un poco la demanda. Perú no ha sido ajeno a eso y el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) ha elevado la tasa de referencia de 0,25% en julio de este año, a 2,5% en diciembre.

Pero ¿por qué es tan perjudicial tener inflación? Porque es lo peor que le puede pasar a la gente más pobre. Las personas de clase media y alta, que destinan un menor porcentaje de sus ingresos a los alimentos, se pueden proteger comprando dólares u otros activos financieros o no financieros, mientras que el segmento más pobre de la sociedad está expuesto diariamente a la subida de los precios de los alimentos (a los cuales destina un gran porcentaje de sus ingresos).

En general, es cierto, afecta a todos si mantenemos soles en los bolsillos o en los intermediarios financieros, ya que convierte sus valores nominales o corriente, en reducidos valores reales. En pocas palabras, con la inflación el sol pierde capacidad de compra. Nuestro sueldo y nuestros ahorros en soles se diluyen.

¿Qué nos espera para el próximo año? El escenario, que espero ocurra, es que la incertidumbre política se reduzca y las expectativas inflacionarias regresen a cero. Para eso tenemos un BCRP, que representa una garantía en esta convulsa situación. También se espera que la crisis de los fletes y el aumento del precio de los bienes agrícolas en los mercados internacionales se estabilice, ya que ambos efectos se deben a un incremento en la demanda mundial post COVID.

Por lo tanto, la única preocupación por un posible incremento en la inflación estaría en el frente interno. Es aquí donde parece que no hemos aprendido la lección y generamos situaciones de inestabilidad (principalmente desde el Ejecutivo) sin considerar sus efectos sobre el aceleramiento de una pequeña inflación.

Las expectativas, a las cuales están muy acostumbrados los peruanos, aun cuando ya pasaron más de treinta años de la hiperinflación, actúan como echarle gasolina a un pequeño fuego. Sabiendo que nuestros agentes económicos son muy propensos a la especulación en épocas inflacionarias, deberíamos tener mucho cuidado con el manejo político de nuestro país, para evitar de raíz la posibilidad de especular y ganar con ella, en un proceso en el que pocos ganan y muchos -sobre todo los más pobre- pierden.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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