13

Jul

2020

Artículo de opinión

El TDAH, un trastorno que afecta la vida académica, familiar, profesional y social

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El TDAH se caracteriza por el déficit de atención, hiperactividad e impulsividad, en diversos grados y presentaciones, y su trascendencia es muy significativa en el desarrollo del niño, adolescente o adulto que lo padece.

Por Leslie Young. 13 julio, 2020.

Una de las patologías psiquiátricas que con mayor frecuencia se observan en la infancia es el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH); se calcula que  afecta alrededor de 5% de niños en el mundo y 2,5% de adultos. Este trastorno involucra al ámbito académico, familiar y social, y si se mantiene en la edad adulta, alcanza el ámbito profesional ocasionando notables dificultades.

El TDAH se caracteriza por el déficit de atención, la hiperactividad y la impulsividad, en diversos grados y presentaciones, y su trascendencia es muy significativa en el desarrollo del niño, adolescente o adulto que lo padece, más aún si no reciben el tratamiento necesario. A pesar de la extensa investigación desarrollada en los últimos años sobre los aspectos neurobiológicos de su origen, así como en nuevas terapias, para algunos este trastorno o bien no es real o la importancia otorgada ha sido fruto de intereses económicos.

Esta patología es más frecuente en varones, que presentan con mayor frecuencia hiperactividad e impulsividad. En cambio, en las mujeres prima la inatención. Habitualmente, el trastorno disminuye con la edad; sin embargo, el TDAH no tratado en la edad adulta puede ser causa de problemas en distintos ámbitos de la vida del que lo padece. Tiene asociadas enfermedades comórbidas como la depresión, la ansiedad y el consumo de sustancias tóxicas, entre otras. Como es heredable en un 70-80%, se ha intentado encontrar genes que expliquen la propensión al TDAH.

Un estudio genético reciente, de asociación del genoma completo (GWAS por sus siglas en inglés), ha encontrado 12 posibles variantes genéticas (loci) relacionadas con esta enfermedad.

Los genes que codifican los receptores de dopamina, noradrenalina y serotonina, el de la proteína asociada al sinaptosoma y el de la enzima catecol-O-metiltransferasa se han relacionado con el TDAH, pero hay muchos más. En cuanto a factores ambientales, los niños prematuros, el bajo peso al nacer, la exposición prenatal al tabaco, la privación social extrema precoz y la exposición al plomo se vinculan a un mayor riesgo para este trastorno. También dietas ricas en grasas y azúcares refinados y pobres en ácidos grasos omega-3, así como carencias nutricionales o adición de colorantes y preservantes. Asimismo se ha relacionado con otros factores sicosociales, pero con menor claridad. Ambos factores, genes y ambiente, parecen interactuar en la génesis de esta patología.

Por otro lado, se puede relacionar el TDAH con alteraciones neuroanatómicas y funcionales, fundamentalmente en la activación del circuito frontoestriatal, así como en la activación del circuito mesolímbico. También habría una disfunción en el cerebelo, córtex parietal y el tálamo. Estas alteraciones funcionales se han relacionado con anomalías en la neurotransmisión dopaminérgica y conllevan disfunciones ejecutivas y motivacionales.

El diagnóstico debe realizarlo el médico especialista, el pediatra o neuropediatra, el psiquiatra infantil o del adulto para evitar el sobrediagnóstico, problema frecuente de los últimos años. En cuanto al tratamiento, puede considerarse fundamental en todas las edades. Se conoce que los mejores resultados se dan cuando se combina el tratamiento psicoterápico realizado por el psicólogo con el tratamiento farmacológico prescrito por el especialista. Ambos dependerán de la gravedad y de la predominancia de determinados síntomas. Asimismo, su buen cumplimiento mejorará el pronóstico de los pacientes y su calidad de vida.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor.

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