09

May

2020

ARTÍCULO DE OPINIÓN

La fuerza real del amor de mamá

No existe ni existirá otro ámbito social tan esencial para la persona como la familia, y en el centro de ella, late como fuente misteriosa de esperanza, el amor de la madre.

Por César Chinguel. 09 mayo, 2020.

En estos días, cuando vemos que tantas cosas que considerábamos imprescindibles no lo eran; cuando la vida nos ha puesto delante la sorprendente verdad ya intuida: que no hay nada más importante que la familia y los amigos verdaderos, sentimos en nuestros hogares la fuerza real del amor de mamá.

Cuando todo el planeta está arrinconado por una pandemia sin precedentes, el refugiarse en la familia ha sido una reacción casi instintiva. En esta cuarentena, vivida con evidentes carencias, incluso con la triste pérdida de seres queridos, ha significado para muchos volver a sentir ese bálsamo de ternura que en tiempos de crisis restaura las fuerzas, cura las heridas y renueva la esperanza. No existe ni existirá otro ámbito social tan esencial para la persona como la familia, y en el centro de ella, late como fuente misteriosa de esperanza, el amor de la madre.

La maternidad acoge, cuida, alimenta, consuela, acaricia, o simplemente permanece en silencio dando compañía íntima, sin hacerse notar siquiera; siendo la fuente amorosa sin la cual todo se derrumba. La paternidad tiene lo suyo, pero hoy quiero meditar sobre la importancia de la maternidad.

Fuera de la familia, las relaciones y vínculos son de intercambio, de utilidad; y, el valor de cada uno reside en lo que puede hacer y en lo útil que ese hacer es – o parece ser – para la sociedad. Pero, ese tipo de red social no llena el interior del hombre, que busca ser feliz y transita su vida gastándose en ese empeño. Sólo el amor familiar, en cuyo eje se encuentra el amor de los esposos y el de la madre, es capaz de satisfacer las ansias de felicidad, sosegando el alma y produciendo una serena alegría aún en circunstancias difíciles. Sin la maternidad, los hogares serían unos simples cuarteles, vacíos de humanidad. Sin la entrega generosa, alegre, y tantas veces heroica, de la madre, la sociedad misma perdería su sentido humano.

El papel de la mujer es insustituible en la sociedad. En el ámbito intelectual aporta su visión femenina de la realidad, la que se manifiesta en sus relaciones de amistad, y alcanzan su máximo esplendor en su entrega al servicio de la vida, acogiéndola, gestándola, y formándola. Así, sus hijos aprenden a amar amando, y con esa fuerza vital, buscarán ser buenos ciudadanos. La madre dona a la familia y la sociedad su condición fecunda en el ámbito íntimo familiar y en la cultura.

El amor de la madre trasciende el tiempo, sigue presente en cada hijo, aun desde el cielo. Volver a este amor es camino seguro a lo largo de la vida.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas en él son de responsabilidad del autor

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