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May

2019

Doctora Claudia Mezones

“Si un hispanohablante piensa que puede enseñar español en cualquier parte del mundo, está muy equivocado”

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La profesora de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad de Piura cuenta la gran experiencia que significó enseñar español en la Universidad de Nirma, en la India.

Por Luis Frías. 15 mayo, 2019.

En el 2017, Claudia Mezones, docente de la Facultad de Educación de la Universidad de Piura viajó a España (Madrid) para realizar su estancia posdoctoral. No imaginó que, dos años después, pisaría un continente distinto para realizar una pasantía y ejercer su profesión. Enseñar español a 89 alumnos de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nirma (Ahmedabad) en la India no fue tarea fácil, pero sí fue una gratificante y enriquecedora experiencia.

¿Cómo fue el primer contacto en el país asiático?
Desde que llegas, el impacto es fuerte porque si en Perú te asusta el mercado, pues no sé qué decirte del aeropuerto de allá. Había muchísimos carros, motos, taxistas que gritaban (…). Ni siquiera sabía para dónde ir; felizmente, dos personas llegaron a recogerme.

De Perú a India, sin duda, ha sido un salto cultural grande ¿le chocó el cambio?
Sí. Por ejemplo, notas el cambio desde los servicios higiénicos. Los baños son los típicos baños orientales con chorro. Encuentras muchas diferencias en la manera de vestir, de saludar; y, en el caso de las comidas, son vegetarianas y con muchas especias y, también, muy picantes. Además, vas descubriendo costumbres poco a poco, gracias a la convivencia cultural. Me gustó mucho descubrir la hora de milk tea, que aprovechaba al salir de mis clases en la cantine de la universidad. Allá tienen la costumbre de tomar el té de 5 a 6 de la tarde más o menos y lo acompañan con piqueos típicos de la zona.

Y, en el ámbito educativo ¿cómo fue dictar clases en la India?
Para mí significó un gran reto metodológico. Yo era la primera profesora netamente de Sudamérica que les enseñaba español. Los alumnos suelen recibir clases magistrales y tienen un podio con aulas escalonadas, así que lo primero que hice fue retirarlo para hacer las clases más didácticas y explicarles con más cercanía. Poco a poco, interactué más con ellos y les cambié los esquemas de lo que concebían como un profesor. Disfrutábamos mucho las clases y conversar de sus cosas al final de ellas. Ellos me enseñaron mucho, también.

En todo intercambio cultural suelen haber momentos divertidos, ¿cuál es la anécdota que recuerda?
Algo que me llamó mucho la atención y que me va a quedar grabado en la mente es que algunos alumnos hacían desorden. A mí me costaba concentrarme, porque explicaba español utilizando el inglés, y ese desorden me desconcentraba; hasta que, finalmente, entendí que lo hacían para llamar la atención y que yo me aprendiera sus nombres, algo inusual allí, porque en la lista de asistencia los llaman por números. Entonces, tuve la oportunidad de decirles que ellos no eran números y que yo los llamaría por su nombre, aunque me costara aprenderlos: Himanshi, Priyangi, Devash, Jatim, Mayant, etc. A partir de ahí, se identificaron mucho conmigo y sentían que los tenía en cuenta.

¿Qué pudo mostrar de Perú a sus alumnos?
Canciones, videos de Perú, la marinera, mis mismas maneras y costumbres. Al final, a un grupo pude enseñarle la Universidad de Piura a través de un video donde se muestra el campus de Piura. Quería que conocieran el lugar en el que estudié y donde trabajo actualmente. Hay algo que me llenó de alegría. Les traduje el lema que aparece al inicio de la proyección, así que les dije: el eslogan de la UDEP es “mejores personas, mejores profesionales”, a lo que ellos respondieron: profesora, is true for you. Ellos me identificaron con el lema, me dijeron que se reflejaba en mí con todo lo que les había enseñado.

¿Qué es lo que más extraña de la India?
Esta misma pregunta me la hizo uno de los docentes visitantes antes de regresar a Perú, delante de un grupo de profesores. Mi respuesta fue: mis estudiantes. Les impresionó, pero les expliqué que yo soy profesora y, sin duda, lo mejor que puedo tener, el mejor regalo, son mis alumnos.

¿Qué otro aprendizaje puede rescatar de estos dos meses en la India?
Mucho. En el ámbito de la cultura he aprendido a interactuar de formas muy distintas y con costumbres muy diferentes también. En el educativo, sobre todo, en la metodología. Enseñar es más de lo que hay en los libros y ahí entra en juego absolutamente todo. Si alguien piensa que puede enseñar español en cualquier parte del mundo solamente porque es hispanohablante, está equivocado. Hay que conocer la materia y el entorno en el que estás. La India es un país difícil, hay que tener buenos anclajes profesionales y emocionales – socioafectivos, en suma, una buena formación integral.

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