01

Oct

2012

De origen común, de diferente uso

Producto de la evolución del latín al español resultaron los dobletes es decir, palabras con un mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética (Diccionario de la Real Academia Española, 2001): estrictum evolucionó a estricto y estrecho; plenum, a pleno y lleno; limitem, a límite y linde; concilium, a concilio y concejo, etc. De los […]

Por Claudia Mezones. 01 octubre, 2012.

Producto de la evolución del latín al español resultaron los dobletes es decir, palabras con un mismo origen etimológico, pero con distinta evolución fonética (Diccionario de la Real Academia Española, 2001): estrictum evolucionó a estricto y estrecho; plenum, a pleno y lleno; limitem, a límite y linde; concilium, a concilio y concejo, etc.

De los dos términos resultantes, se conoce como culto el menos evolucionado o más cercano a su forma de origen (estricto, pleno, límite y concilio), mientras que se llama vulgar al más evolucionado (que por ser de más uso en el vulgo fue más lejos en su evolución: estrecho, lleno, linde, concejo). Además, se pueden distinguir porque unos y otros se aplican a diferentes realidades, por ejemplo: las personas son estrictas, pero las cosas, estrechas; hablamos de los concilios del Vaticano, pero de los concejos de médicos.

La similitud etimológica nos sirve para explicar un poco más sobre el uso de un término relacionado con “lleno”: “Estoy completo” por “Estoy lleno”, cuando el hambre se sacia. Ambos son adjetivos sinónimos que aluden al estado de plenitud (‘totalidad, integridad o cualidad de pleno’) alcanzado por una determinada realidad que antes estaba vacía o incompleta. Se asocian por su procedencia etimológica latina: “completo” proviene del participio latino completus (del verbo compleo ‘llenar’). Compleo, a su vez, se deriva de pleo (proviene de cum-pleo, que significa ‘llenar con’).

“Lleno” proviene del participio latino plenus (del verbo pleo ‘llenar’), que en su evolución dio lugar a dos adjetivos, como ya hemos dicho: pleno (derivado culto, con cambios menos evolucionados: plenum/pleno) y lleno (vulgar, con cambios más evolucionados: plenum/pleno/lleno). En el uso, pleno se restringió a ámbitos más abstractos, mientras que lleno a otros más concretos: pleno de felicidad, vida plena, vaso lleno, barriga llena.

Por tanto, en relación con lo dicho, el estómago se llena de/con algo para saciar el hambre, mas no se completa. Lo correcto es decir “Estoy lleno”, cuando alguien ha saciado su hambre, pues ha llenado el estómago con comida, pero no lo ha completado: se completan las realidades constituidas por partes.

Podría caber la interpretación de la expresión “estar completo” si se piensa que el hablante puede asociar la idea de que algo le falta cuando está con hambre: comida, bebida, etc., pero en el uso normal del español esta expresión no sería la apropiada.

Docente

Facultad de Humanidades

Universidad de Piura

Artículo publicado en el diario Correo (Piura), domingo 30 de setiembre de 2012

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