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Sep

2012

En Santiago de Chuco restauraron hace poco la casa de César Vallejo y, con una inversión de casi un millón de soles, han puesto en valor un bonito recurso turístico. En Arequipa, el Gobierno regional compró la casa natal de Mario Vargas Llosa y la convirtió en un centro cultural, al que el escritor ha […]

Por Carlos Arrizabalaga. 18 septiembre, 2012.

En Santiago de Chuco restauraron hace poco la casa de César Vallejo y, con una inversión de casi un millón de soles, han puesto en valor un bonito recurso turístico. En Arequipa, el Gobierno regional compró la casa natal de Mario Vargas Llosa y la convirtió en un centro cultural, al que el escritor ha donado ya su biblioteca personal de más de 30 mil volúmenes. Los miraflorinos convirtieron hace décadas la casa de Ricardo Palma en un museo muy interesante.

Piura no ha tenido suerte y sus escritores tampoco. Ni un rincón a Francisco Vegas Seminario, a Enrique López Albújar. ¡Ni siquiera una placa recordatoria, un pequeño monumento en una calle o una plaza! Somos ingratos.

El tiempo en Piura pasa desapercibido y el olvido es ingrato por naturaleza. Nosotros convertimos las casas viejas en cocheras, y nos parecen estorbos, en lugar de patrimonio de cual enorgullecernos. Somos devotos de las demoliciones. De las pocas casonas que quedan casi no nos responsabilizamos: la Alianza Francesa, el ICPNA o la Marina de Guerra del Perú se hacen cargo del mantenimiento de las únicas que cumplen un papel cultural realmente digno. La casa Grau es una joya que Piura se honra en conservar, pero también lo era la casona Eguiguren que ya se perdió para siempre; y la de la familia Temple Seminario, que está casi abandonada.

La incuria del olvido amenaza al viejo colegio San Miguel en la plazuela Merino: las paredes de quincha se resquebrajan y van cayéndose a pedazos. Hace años que se plantea, sin éxito, proyectos de crear allí un centro cultural, con la idea de dedicarlo a Mario Vargas Llosa, y con miras al turismo, principalmente. Un foro o una ruta cultural centrados en la figura y obra del escritor y en la Piura de los años 50 poseen cierto atractivo; pero sin rumbo, entrampados en la maraña burocrática, y sin consenso son un despropósito.

Debemos plantearnos qué necesita Piura. Tal vez, mejor trasladamos allí el Archivo Regional de Piura, que sufre actualmente demasiadas estrecheces; o creamos una Escuela de Teatro, una Escuela de Danzas o una Escuela de Idiomas. Pensemos la cultura en su conjunto. Pero hagámoslo ya.

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