El conflicto agrava la inestabilidad en el Medio Oriente y tiene repercusiones a nivel mundial, porque involucra potencias globales, lo que pone en riesgo la seguridad mundial, señala la doctora Susana Mosquera.
Por Lucy Vicente Chamba. 23 junio, 2025. Publicado en Diario El Tiempo, el 22 de junio 2025
Sobre el conflicto del Medio Oriente, la doctora Susana Mosquera, experta en Derecho Internacional Público de la Universidad de Piura, destaca que el sistema geopolítico mundial está en un escenario complejo e inestable por lo que urgen decisiones racionales que garanticen un equilibrio de poderes, la economía y la seguridad social.
Un conflicto de larga data
Mosquera, decana y profesora de la Facultad de Derecho de la UDEP, explica que el conflicto entre Irán e Israel es un tema complejo con componentes sociales, políticos e ideológicos. Señala que el inicio del conflicto está desde la creación del estado de Israel en territorio palestino, a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX.
Refiere que el hecho fue rechazado por países árabes como Egipto, Siria y Jordania, que consideraron una imposición injusta a convertir el territorio de la antigua Palestina en un estado de estructura política judía.
Asimismo, Mosquera explica que, antes de 1979, las relaciones entre Irán e Israel eran buenas, ambos eran aliados de Estados Unidos y compartían una preocupación común por las amenazas de los países árabes. Sin embargo, con la revolución Islámica en Irán y la llegada al poder de Ayatolá Jomeini, Irán se convierte en una república islámica chiita teocrática. A partir de entonces, Irán adopta posturas radicales contra Israel, al que califica como enemigo del islam. Esta visión ideológica del islam de facción chiita teocrática busca un modelo de gobierno basado en la supremacía religiosa radical, que desea imponer el control político y espiritual a nivel mundial.
Grupos extremos e ideologías
La doctora Mosquera subraya que, a lo largo de los años, la rivalidad entre Irán e Israel se ha manifestado en ataques indirectos en el que se han involucrado movimientos terroristas. Irán, lo ha realizado con el apoyo de grupos radicales como Hezbollah en el Líbano, Hamás en Gaza y otros que han expresado sus rivalidades. Por su parte, Israel ha ejecutado múltiples operaciones contra estos grupos radicales, como los ataques en la Franja de Gaza, y otras operaciones contra Hamás.
Explica que los grupos de la facción chiita siempre han usado la violencia extrema como estrategia, con el objetivo de generar terror para cambiar el modelo político. “Los grupos fundamentalistas islámicos chiíes siempre han estado dispuestos a usar una fórmula de extrema violencia para llegar a gobernar, generando pánico extremo. De hecho, cuando entendemos la categoría de la guerra santa, la yihad para el mundo islámico, tenemos que comprender que para ellos usar la fuerza para imponer su manera de entender la religión política es legítima”, asegura.
Un escenario complejo
Agrega que la ofensiva israelí, del 13 de junio, con la operación “León Naciente”, ha marcado un punto crítico a nivel mundial y ha sorprendido a la comunidad internacional con un escenario geopolítico inestable a partir de las actuaciones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que debilitó las alianzas entre Estados Unidos y Europa mediante políticas agresivas de aranceles.
Subraya que este desequilibrio de alianzas globales genera incertidumbre sobre cómo responderán las potencias en este conflicto y ante la pérdida de alianzas tradicionales. Este panorama internacional frágil hace temer que los grupos extremistas realicen ofensivas en diversos estados, con consecuencias impredecibles a nivel mundial, anota.
Asimismo, explica que la nueva escalada militar entre Irán e Israel representa una gran preocupación internacional porque se da en un contexto de negociaciones entre Estados Unidos e Irán para un lograr un acuerdo de control de uranio. Estos diálogos se ven afectados por los ataques de Israel y perfila un deseo de continuar con el conflicto.
En este contexto, se suman las actuaciones de los líderes de potencias mundiales (Estados Unidos, Rusia y China), cuyos gobernantes proyectan una imagen de líderes supremos y asumen que sus países son poderosos. “Este escenario no permite tomar buenas decisiones”, afirma Mosquera y agrega que es necesario iniciar acciones racionales que permitan un manejo responsable de la situación.
Diálogo y diplomacia
La profesora de la UDEP destaca que, a la pérdida del rol de Estados Unidos como regulador internacional, actores armados y gobiernos con agendas individuales se configuran un mundo inestable, un escenario geopolítico inconsistente en seguridad social, económica y política; con repercusiones a nivel global.
Agrega que, aunque hay espacios y organismos internacionales que brindan herramientas para diálogo racional y diplomático, se teme que los líderes de los gobiernos de Israel e Irán tomen decisiones radicales y unilaterales que agranden el conflicto y sobrepasen sus fronteras.
Mosquera puntualiza que la situación es compleja y requiere de un enfoque integral, que considere la seguridad de la sociedad civil, el control de la violencia y el respeto de los derechos humanos. Asegura que el Derecho Internacional es una herramienta clave, pero los ordenamientos jurídicos y decisiones de cada país deben determinar si las normas internacionales se respetan o no.
