02

Dic

2025

ARTÍCULO DE OPINIÓN

La masificación de la educación médica

Hace falta un ámbito para discutir las soluciones de una crisis en camino , que pone en juego la salud.

Por Luis Gonzales Huerta. 02 diciembre, 2025. Publicado en El Peruano, el 02 de diciembre de 2025

Ha surgido una proliferación de escuelas de Medicina en el Perú, que ha sido posible por la popularidad de la profesión, como por la necesidad de médicos para cubrir la demanda de atenciones a escala nacional. Esto ha llevado a un cambio en el paradigma del elitismo intelectual del estudiante de Medicina. El ingreso a una de estas escuelas solía significar una hazaña personal; y la titulación, un suceso de orgullo familiar. Sin embargo, el prestigio de una de las profesiones más nobles está asomándose a un inevitable declive y, con ella, se avecina una crisis sanitaria.

En Lima, hasta inicios de los años 90, solo existían 4 escuelas de Medicina, la histórica Facultad de Medicina de San Fernando, en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos; la Universidad Nacional Federico Villarreal y las escuelas de la Universidad Peruana Cayetano Heredia y la Universidad de San Martín de Porres. El Decreto Legislativo N.°882 de 1996 permitió el funcionamiento de universidades con fines de lucro y promovió la expansión de la oferta educativa. Hoy existen 14 escuelas para estudiar esta carrera, con autorización en Lima. No obstante, solo 7 cuentan con licenciamiento previo a la modificación del artículo 15 de la Ley Universitaria. Aunque la aparición de universidades con fines de lucro fue vista desde el inicio con escepticismo por el temor de una caída en la calidad educativa, solo hasta hace poco se han evidenciado claros signos del sacrificio de la calidad.

Hasta hace unos años, las vacantes para estudiar Medicina eran limitadas e ingresar implicaba superar a otros postulantes en un examen de admisión anual. Por esta periodicidad anual era común encontrar postulantes veteranos, con 2 o 3 procesos previos, para las universidades nacionales y las privadas. Para bien o para mal, este escenario ya no existe. La oferta es vasta y en algunas universidades las vacantes para esta carrera son hoy como un vaso de agua: no se le niega a nadie. Hemos entrado a una etapa de masificación en la formación de médicos.

Pero ¿una escuela de medicina que admite cientos o miles de estudiantes todos los años puede brindar una buena educación? La respuesta es un contundente: no.

Debemos recordar que los buenos docentes son escasos. Un buen docente no solo transmite conocimiento, sino también es un modelo que hereda pasión, ilusión y despierta ambiciones profesionales. Y, para demostrar mi punto, le pediría al lector que consulte con quien haya pasado por la universidad ¿cuántos de sus docentes recuerda que hayan sido realmente buenos? Y, luego, pregunte: ¿qué habría sido de su formación profesional si no hubiera tenido aquel buen docente?

Además, la mayoría de los planes de estudios están diseñados para un modelo de medicina que está quedando atrás. Nuevas tecnologías y la revolución de IA van a transformar en tiempo récord la práctica clínica. Los profesionales de la salud deben ser capaces de adaptarse y contribuir al nuevo modelo o ser reemplazados.

Hoy más que nunca se necesita una formación rigurosa en ciencias básica e investigación que permita adaptarse a los cambios de la profesión. Lamentablemente, la formación en ciencias básicas suele ser breve y ligera, mientras una buena formación en investigación es inaccesible para la mayoría de los estudiantes, en especial en escuelas masivas.

No podemos tampoco asumir que el desplazamiento de las ciencias básicas e investigación es para priorizar la rigurosidad en la formación clínica, pues hoy en día no existe suficiente campo clínico, especialmente en Lima. La educación de un médico exige la exposición al paciente, pero la capacidad para recibir estudiantes en los centros de salud es limitada.

Algunas escuelas han optado por reemplazar un número importante de horas hospitalarias por actividades de simulación clínica, la cual es una excelente herramienta para desarrollar competencias y permitir que el estudiante llegue con mayor seguridad al escenario hospitalario real y le saque el máximo provecho. Sin embargo, el abuso en el reemplazo de horas hospitalarias por simulación es un peligro, porque solo a través de experiencia con pacientes reales se asegura la adquisición de competencias y se interioriza el rol indispensable de la generosidad, el sacrificio personal y la compasión en la práctica de la medicina.

Algunas universidades hacen un esfuerzo importante en brindar la mejor educación; a pesar de eso, comerciantes inescrupulosos han iniciado una masificación de médicos no competentes. Hace falta un ámbito para discutir las soluciones de una crisis en camino, que pone en juego la salud de los peruanos, de las personas.

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