12

Ago

2025

Artículo de opinión

El enemigo de la nación índica en Paita

Los indios de Paita mostraron su rechazo a una extrema militarización de las instituciones judiciales, lo que fue tomado como amenaza a sus planes de obtener mayor protagonismo en un orden social que estaba a punto de colapsar.

Por Carlos Zegarra Moretti. 12 agosto, 2025. Publicado en El tiempo el 10 de agoto de 2025

Los últimos años de la etapa virreinal se caracterizaron por una fuerte militarización de la sociedad. Podemos encontrar a militares en puestos de alta jerarquía como virreyes, así como encargados de la defensa de espacios locales. Es el caso del puerto de Paita, que tenía como una de sus principales autoridades a un comandante de armas. Ubicados en medio de intrincadas dinámicas locales, estos personajes no se dedicaron únicamente al cumplimiento de sus funciones administrativas, sino que, inevitablemente, interactuaron con otros grupos de poder. En algunos casos, el choque de intereses revelaba las tensiones ocasionadas por los cambios políticos producidos a pocos años de la declaración de la independencia.

Así sucedió en Paita a finales de 1817 con José María Casariego, comandante de armas, y el cabildo de indios. Los alcaldes Santiago Panta y Edmeregildo Chumo denunciaron que Casariego los había apresado injustamente y enviado a Piura custodiados por militares como si fueran reos “de la mayor gravedad”, lo cual, en el contexto de levantamientos anticoloniales, podía verse como un serio cuestionamiento de la fidelidad de los indios paiteños a la Corona española.

Según un escrito de los dos alcaldes indios, las imputaciones de Casariego —que pocos años más tarde representó a las fuerzas realistas en el grito independentista piurano— eran falsas y tenían origen en la disputa por la jurisdicción y competencias de cada autoridad. Siguiendo la narración, el comandante ordenó a uno de los alcaldes que ejecute un mandato judicial, pero al no recaer entre sus atribuciones fue incumplido. La confrontación escaló y llevó a un intercambio de ofensas. Ante estos agravios, el airado comandante decidió apresar a los alcaldes y remitirlos a Piura, envueltos en acusaciones de sedición.

Adicionalmente, este episodio nos permite asomarnos a la cultura política que dominaban los paiteños y sus estrategias para reubicarse en el nuevo escenario de poder. Así, el escrito trata de resaltar el inquebrantable realismo de los indios paiteños. Enfatizaron que “han sido, son y protestan ser amorosos y fieles a su rey”. Cumpliendo con su deber real “han vivido en quietud y sosiego” (entiéndase sin conflictos con ningún tipo de autoridad local). Esta situación se vio perturbada por la llegada del comandante Casariego, de quien consideraron que “su genio será bueno para la guerra, mas no para la administración de justicia”. Este militar fue tildado, asimismo, de “enemigo capital de la nación índica”. El concepto de nación índica tenía una fuerte carga política y estaba relacionado con una idea de unidad entre varios grupos indígenas del virreinato, cohesionados por su interés de obtener mayores privilegios y protagonismo en la sociedad. Casariego iba en contra de estos objetivos, al buscar sobreponer su autoridad a la autonomía del cabildo de indios.

De ese modo, podemos afirmar que los indios de Paita mostraron su rechazo a una extrema militarización de las instituciones judiciales, lo que fue tomado como amenaza a sus planes de obtener mayor protagonismo en un orden social que estaba a punto de colapsar.

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