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Jul

2025

Artículo de opinión

El desarrollo sostenible y la Laudato si´

En la Laudato si´, se nos recordaba: “el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar.

Por Alberto Requena. 04 julio, 2025. Publicado en El Tiempo el 29 de junio de 2025

¿Qué se entiende por sostenibilidad? Esa palabra aparece en diferentes medios de comunicación, el sector empresarial e incluso, en el mundo académico. En 1987, el llamado Informe Brundtland definió al desarrollo con esa categoría. Este debía ser sostenible, es decir, que permitiera a las siguientes generaciones utilizar los mismos recursos materiales de la Tierra.

Así, ser sostenible es ser responsable con el mundo. En palabras del papa Francisco, ser cuidadoso de la “casa común”. Una visión sostenible del mundo respondería a una perspectiva solidaria con el prójimo, que evite la “cultura del descarte”. Sin embargo, la sostenibilidad como concepto corre, al menos, un par de riesgos:

  1. Existe un pesimismo cultural radical e imperante. Es común sostener que el planeta se está calentando constantemente, que los mares y los ríos yacen contaminados, que el aire está envilecido por los gases de los coches. A todas luces, nuestro hogar ha sido deteriorado. Los organismos ecologistas han encontrado al responsable y no es nada más ni nada menos que nosotros: el homo sapiens. El ser humano es el principal (sino único) responsable de la situación climática actual. La paradoja de la sostenibilidad yace en que el agente contaminador es el único capaz de frenar esta situación. Es paradójico porque se acusa al hombre de ser un animal sin trascendencia cuya naturaleza es perversa en sí misma. La clave del asunto es no tener una visión tan pesimista, recordemos, es imago Dei, un ser imperfecto, pero perfectible.
  2. Hay que reflexionar sobre qué se piensa acerca del ser humano hoy en día. Si lo consideramos como un animal más, sin posibilidad de cambio, la sostenibilidad no tiene sentido. Su naturaleza se irradia gracias a la cultura, pero esta debe ser humanizante. Sí, no basta con una cultura a secas. El ser humano necesita crecer, mejorar, desarrollarse. La Doctrina Social de la Iglesia, por medio de sus encíclicas, nos permite comprender con gran realismo acerca de estos temas. No somete al ser humano a ser un animal sin sentido, lo ubica como el responsable de la casa común. Su rol es protagónico frente al de otras especies. No por soberbia, sino por don.

En la Laudato si´, se nos recordaba: “el desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado. La humanidad aún posee la capacidad de colaborar para construir nuestra casa común”.

 

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