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Nov

2020

“Cierta comida dispuesta de harina de maíz con azúcar o miel semejante a las poleadas, de que se usa mucho en el Reino del Perú, especialmente para el abasto y mantenimiento de la gente pobre”.

Por Carlos Arrizabalaga. 30 noviembre, 2020.

Ricardo Palma en la tradición: “Ahí viene el Cuco”, pensaba que era un limeñismo y que “un purista diría masamora, que en árabe es el manjar”. En realidad, es un término extendido por varios países de Sudamérica y su origen no es árabe, como falsamente lo presume esa etimología popular.

Ya la describía el primer diccionario académico: “cierta comida dispuesta de harina de maíz con azúcar o miel semejante a las poleadas, de que se usa mucho en el Reino del Perú, especialmente para el abasto y mantenimiento de la gente pobre”. Todavía estaba vigente el sentido antiguo de “guisado, potaje o comida que se da a los forzados de galeras”.

Martha Hildebrandt explicó muy bien que los españoles, al ver que los incas comían ese preparado, le dieron ese nombre por su parecido con el de las galeras, que se obtenía de cocinar lo que quedaba al fondo de los barriles de harina, una masa que se veía algo desagradable, tal cual era el sentido que tenía “morra”.

Similar era el yupisín: “especie de engrudo de la vaina muy jugoso”, señalaba José Ignacio de Lecuanda (1793), hecho de la hervida de algarrobas y espesado con harina de maíz y azúcar. Algunos prefieren escribir yupicín o llupicín, pero optamos por la forma yupisín, que parece más usual. Es un vocablo regional de origen incierto.

El yupito que se hacía en el despoblado de Olmos, según registrara Enrique Brüning, se espesaba con harina de arroz. Seguramente, la receta dio lugar en tiempos modernos a la actual algarrobina, ahora muy reconocida por su empleo en una forma de ponche regional muy agradable.

Yupita era el nombre de una hacienda en el Bajo Piura; el topónimo probablemente tiene relación con la misma raíz de la palabra, aunque al carecerse de un vocabulario tallán, desentrañar o verificar cualquier hipótesis etimológica resulta por demás infructuoso.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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