La propuesta de la bicameralidad ha dejado al aire los criterios de conformación de las cámaras parlamentarias, encomendando a la ley el desarrollo de los macro y micro distritos que agudizaran la actual subrepresentación congresal.

Por Carlos Hakansson. 22 octubre, 2018.

Fuente: Adeprin

No sabemos con certeza si será aprobado por referéndum el proyecto de ley de reforma constitucional para retornar a la bicameralidad, pero cierto es que pasará a la historia como un documento que careció de lo más importante: acertar con el criterio de representación en el Senado.

Si la Cámara baja (diputados) se compone de representantes ciudadanos electos bajo un principio de proporcionalidad (a más ciudadanos más diputados por región), una Cámara alta (senado) representa a los territorios (regiones) con un principio de igualdad (todas ellas cuentan con el mismo número de parlamentarios).

El proyecto de reforma casi ha dejado al aire los criterios de conformación de ambas cámaras parlamentarias, encomendando a la ley el desarrollo de los llamados macro y micro distritos que, en la práctica, agudizaran la actual subrepresentación congresal.

La razón y motivo para proponer un Senado debería ser consecuencia de una necesidad surgida en las regiones, de su clase dirigente, que exige una reforma constitucional para tener presencia en la capital, con una representación que vele por los intereses de la nación en el norte, centro y sur del país.

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