02

Jul

2018

Entrevista sobre la Ley de alimentación saludable

“Los octógonos alimenticios solo funcionarán con un acompañamiento educativo”

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Para el Dr. Moncada, las etiquetas de advertencia, sin acciones formativas del Estado y de las familias, no bastan. Invita a los padres a hacer que los niños participen en las compras para el hogar.

Por Dirección de Comunicación. 02 julio, 2018.

Dr. José Moncada, especialista en nutrición, de la Facultad de Medicina Humana de la UDEP.

En julio se definen criterios para medir el impacto de la Ley de alimentos saludables. El Dr. José Moncada, especialista en nutrición y docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Piura, advierte que el impacto de la ley dependerá de que el Estado desarrolle acciones formativas complementarias y de que en las familias se genere un aprendizaje a través de la información y la comparación de alimentos.

¿La Ley de alimentación saludable es un paso hacia adelante para la salud pública?
Tal como está la ley, es un paso hacia adelante. Tiene elementos muy rescatables como la promoción de la actividad física en colegios, el control de quioscos escolares, la regulación de publicidad engañosa sobre los alimentos y la advertencia sobre los valores alimenticios de un producto en su empaque a través del sistema de octógonos. Todo esto mejora el nivel de prevención de enfermedades metabólicas que, desde la niñez, están generando problemas.

Lo que ha ocasionado mayor controversia es la implementación del sistema de octógonos en los empaques de alimentos industrializados, ¿qué opina sobre el impacto de estas etiquetas?
El impacto de estas etiquetas de advertencia dependerá también de cómo el Estado desarrolle las otras acciones señaladas en la ley. No bastarán solo las etiquetas. El Estado debe dar un acompañamiento educativo a dos niveles: padres e hijos.

Evidentemente, el primero es en los padres, a través de comunicación informativa en medios de comunicación que complete el tema de una buena nutrición y entiendan mejor las advertencias de estos sellos. El otro tema es a nivel de los niños, y es importante además del esfuerzo de los padres, el esfuerzo de los colegios. Los centros educativos pueden desarrollar distintas actividades que le permitan a los niños aprender una correcta selección de alimentos.

¿El sistema de octógonos va a funcionar en personas que están ya acostumbradas a comprar un determinado tipo de producto?
El solo hecho de colocar advertencias en alimentos que comúnmente consumimos va a generar mayor alerta en los padres especialmente a la hora de seleccionar los alimentos para sus hijos, ya que serán más responsables al saber que si se le está advirtiendo no consumir determinado producto, es por algo.

Por ejemplo, si bien es cierto que el papá o la mamá infiere que un producto tiene alto nivel de azúcar, cuando ya le pones una señal de alerta u advertencia, le estás haciendo recordar en ese momento que el producto puede no ser adecuado.

¿Qué ocurre con los padres que ceden al comprar los productos que el niño elige para evitar berrinches? ¿Cuál es el efecto del sistema de octógonos sobre los niños?
Primero, ante la advertencia sobre los valores negativos que tiene un determinado producto, los papás van a resistir un poco más al berrinche. En segundo lugar, aunque el niño esté supeditado a gustos, es una oportunidad para trabajar a nivel educativo y explicarle al niño que estos alimentos pueden ser dañinos.

Por último, los niños siguen las costumbres que nosotros les damos. Ellos van a seguir la tendencia de consumir dulces si los hemos mal acostumbrado. Pero ante un niño que recién va a introducirse en este tipo de alimentos, va a ser más difícil que sus padres le den sistemáticamente los dulces cuando ya están alertados. Además, los octógonos son una señal que el niño puede visualizar, y eso refuerza la advertencia que un padre hace en casa.

Según el Ministerio de Salud, en los últimos años la obesidad en niños de 6 a 9 años aumentó en 30%; mientras que, en niños mayores, el 50% ¿Los padres son los culpables del sobrepeso de sus hijos?
En mi experiencia, he escuchado a algunos padres sentirse culpables de la obesidad de sus hijos porque consideran que, como ellos tienen sobrepeso, sus hijos tienen una predisposición genética a sufrir de obesidad. Sin embargo, en general el niño no es gordito porque el papá sea gordito, sino porque todos los días hay una gaseosa o una comida chatarra en su mesa. Es decir, los padres son responsables de crear en las vidas de sus hijos ambientes sanos, donde se cuide la alimentación, se les eduque en el buen criterio y se les estimule al ejercicio frecuente. Es evidente que no hay intervención de ellos cuando el niño sufre de sobrepeso por alguna enfermedad como los problemas tiroideos.

¿Cómo deberían ser las compras de alimentos para el hogar?
Los niños deben de participar de las compras para el hogar. Algunos padres evitan esta actividad para no comprar bajo el impulso del gusto de los niños. Sin embargo, el hecho de que los niños participen, no significa que el padre va a comprar todo lo que el hijo quiere, sino que el padre va a tener la oportunidad de enseñarle cuáles son mejores opciones que otras.

En definitiva, esto es mejor que llevarle de frente el producto al niño. Cuando al niño lo haces partícipe de una actividad, el aprendizaje es mucho más profundo. Es como cuando el niño no quiere comer y como estrategia se le hace partícipe de la elaboración de sus alimentos. Del mismo modo, la participación en las compras hace al niño mucho más susceptible de mejorar el hábito alimenticio.

¿Cuáles serían los aspectos a mejorar de la Ley de alimentación saludable?
En primer lugar, considero que el tiempo de implementación de la Ley es demasiado largo: 39 meses, es darle a la industria más de 3 años. En Chile se hizo en 18 meses. En segundo lugar, se debería especificar más en la información sobre los azucares. El principal problema con en el consumo de azúcar, es el consumo de azúcar añadida; es decir la cantidad adicional que la industria le pone al alimento.

En este caso, el sistema de octógonos advierte sobre la cantidad de azúcares totales, no divide entre azúcar añadida y la propia del producto. Ponemos dos ejemplos. La leche tiene un contenido alto de lactosa, que es un azúcar, y si es en polvo; más lactosa. A pesar de que la leche no tenga azúcar añadida, a efectos de la ley, el producto será comunicado con un octógono con un alto nivel de azúcar. Otro tipo de producto con un tipo de harina que tiene azúcar añadida; pero por ejemplo le han añadido solo 9 gramos y no llega a la cantidad de los 10 gramos que pide la ley para que se le coloque el octógono. Ante esto, el consumidor puede pensar que ese producto es más saludable, pero en realidad tiene mayor cantidad de azúcar añadida que el del primer ejemplo.

Por ello, la educación en nutrición es el reto más importante para los padres, porque así podrán conocer las cantidades de azúcares, grasas saturadas, étc. recomendadas para la buena nutrición de sus hijos.

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