Los peruanos sabemos que este dicho hace referencia al cruce de razas habido en nuestro país; a la mezcla de sangres entre indios, negros, asiáticos y blancos, producida a lo largo de nuestra historia hasta convertir al Perú en un país de “todas las sangres”. Como dice Augusto Alcocer (Universidad de San Marcos, 2004), quizás […]

Por Karent Urízar González. 14 octubre, 2014.

Los peruanos sabemos que este dicho hace referencia al cruce de razas habido en nuestro país; a la mezcla de sangres entre indios, negros, asiáticos y blancos, producida a lo largo de nuestra historia hasta convertir al Perú en un país de “todas las sangres”. Como dice Augusto Alcocer (Universidad de San Marcos, 2004), quizás este dicho “empezó a gestarse en los albores del siglo XVII en que los nativos de la nación mandinga (pueblos sudaneses residentes en Gambia y ex Guinea francesa) eran enviados al ‘país de los ingas’”.

Este dicho se propagó por diferentes países como Ecuador, Cuba y Puerto Rico y cada uno ha formado sus variantes: “el que no tiene de congo, tiene de carabelí”, “el que no tiene de Dinga tiene Mandinga”.

Se han hecho diferentes estudios a cerca de la proveniencia de este dicho. Muchos intelectuales se lo atribuyen a Ricardo Palma en sus “Tradiciones peruanas”. Sin embargo, otros como Alcocer lo atribuyen al producto del habla limeña creado, posiblemente, en los siglos coloniales por la sociedad marginal. Esta incluía a los mulatos, quienes usaban este dicho para burlarse de la aristocracia, y  la simpatía popular hacia Palma hizo que a este se le atribuyera la autoría.

Uno de los primeros rastros se encuentra en la comedia costumbrista en tres actos “Un juguete” de Manuel Ascencio Segura (1885), donde un personaje de clase media dice: “Esa unión no se hará nunca. /Mi hija no tiene, a Dios gracias, / ni de inga ni de mandinga,/ ni está tan abarrajada/ para unirse con un hombre/ que ayer no más tuvo capa;/ y cuya sangre no está,/ como es notorio, muy clara”.

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