Esta expresión inglesa que, semánticamente, alude a una celebración del futuro nacimiento del bebé; también es un extranjerismo o préstamo lingüístico muy usado en la lengua española. Emplear expresiones de otro idioma no solo requiere respetar la pronunciación propia de la lengua de origen; sino que, también demanda utilizar, en la escritura, una marca gráfica […]

Por Carola Tueros. 15 septiembre, 2014.

Esta expresión inglesa que, semánticamente, alude a una celebración del futuro nacimiento del bebé; también es un extranjerismo o préstamo lingüístico muy usado en la lengua española.

Emplear expresiones de otro idioma no solo requiere respetar la pronunciación propia de la lengua de origen; sino que, también demanda utilizar, en la escritura, una marca gráfica que destaque su condición de palabra perteneciente a otra lengua; esto es, o bien escribir el préstamo en cursiva o entre comillas. Ejemplos de distintas formas de llamar “baby shower”: “Chá de bebê” (Brasil); “Qarasunq” (Armenia); “Sismoony” (Irán); “Wet the baby’s head” (Reino Unido); “Stork party” (Sudáfrica), etc.

Como señala la Ortografía de la lengua española (2010:601): «Esa marca gráfica estará indicando que el término en cuestión es ajeno a nuestra lengua y que, debido a ello, no tiene por qué atenerse a las convenciones ortográficas españolas ni pronunciarse como correspondería en español a esa grafía». Ejemplo: “ballet” se pronuncia /balé/ y no */bayét/.

Cuando estas voces se castellanizan, se incorporan a nuestro sistema modificando su grafía etimológica para adecuarla, según nuestras reglas ortográficas, a la pronunciación de las voces en español, que suele aproximarse a la que tiene en la lengua de origen. Ejemplos: bulevar (del francés “boulevard”), capuchino (del italiano “cappuccino”), sánguche o sándwich (del inglés “sandwich”); gánster (del inglés “gangster”), tomate (del nahua “tomatl”), maíz (del taíno “mahís”), etcétera. Como estos extranjerismos adaptados o castellanizados no presentan problemas de inadecuación entre la grafía y la pronunciación, se consideran parte de nuestro sistema, son ya palabras españolas; y, por tanto, no necesitarán cursivas ni comillas.

Pronto será mi fiesta premamá y si te invito a este té de canastilla, como lo llaman en Costa Rica, no usaré las comillas; pero si escribo “baby shower”, sí.

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