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Ene

2023

¿Cómo influye la práctica de deportes en la salud mental?

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Los beneficios a corto, mediano y largo plazo de la práctica del deporte en la salud física son evidentes. El deporte y la actividad física son, además, excelentes hábitos para cuidar y fortalecer la salud mental.

Por Gabriela Hernández. 26 enero, 2023.

La práctica regular de cualquier deporte, ya sea de manera individual o en equipo, puede contribuir a mejorar el estado de ánimo, la gestión de las emociones y el desarrollo de capacidades como la paciencia, la disciplina y la tolerancia, resalta Ana María Sotomayor, psicóloga y profesora de la Universidad de Piura. De hecho, las actividades que se realizan en el campo de juego, la pista de atletismo, en la piscina o el mar, o en el centro de entrenamiento repercuten positivamente sobre la salud integral y, principalmente, en la salud mental y neurológica de personas de todas las edades.

La experta indica que los deportes proporcionan múltiples beneficios a quienes los practican con regularidad, como el desarrollo del sentido del orden y la disciplina, de diversas capacidades y habilidades para la vida y aporta a la salud integral.

Al respecto, señala: “Lo recomendable es practicar deporte con una frecuenta mantenida en el tiempo; tres veces a la semana, por ejemplo, si buscamos algún objetivo o resultado específico, como mejorar el estado físico o aumentar masa muscular. Para la salud mental esta frecuencia y compromiso ayudan a fortalecer la responsabilidad, el manejo de los objetivos, la planificación, el orden, etc.”.

Eso sí, advierte que es importante reconocer que, en medio de la práctica deportiva, debe existir un espacio de relajación y pausa para que el cuerpo se recupere y la mente se reprograme para continuar con las exigencias del día a día. “No queremos saturarnos con la experiencia deportiva, ni convertirla en un estresor adicional”, enfatiza.

Capacidades y habilidades para la vida

La psicóloga Ana María Sotomayor refiere que el deporte en grupo permite robustecer el trabajo en equipo, el manejo y tolerancia de las diferencias, el compañerismo, el acompañamiento en las derrotas y reconocimiento de logros ajenos, compartir ese vínculo del ‘todos ganamos’ o ‘todos perdemos, pero dimos lo mejor’.

En deportes de alto rendimiento y competencias, dice, se aprende a manejar la frustración frente al fracaso o a un desempeño peor del esperado. Asimismo, continúa: “favoreciendo la determinación de metas y la creación de expectativas progresivas, mucha paciencia y capacidad para la toma de decisiones determinantes”.

Salud integral

Por otra parte, la profesora de la UDEP afirma que el ejercicio repercute directamente en el balance neuroquímico del cerebro o la liberación de neurotransmisores como la endorfina, que es uno de los principales agentes de la sensación de bienestar. Además, explica que la práctica de deportes disminuye la hormona del cortisol, responsable (en exceso) del estrés. “Tras la práctica deportiva, la persona se siente bien de manera casi inmediata”.

Asimismo, los deportes que se hagan al aire libre serán canalizadores de energía, ayudarán a distraer y disipar la mente.

Deporte en niños y adolescentes

Otra recomendación de Ana María Sotomayor es que los padres gestionen un aspecto crucial: fomentar la práctica de un deporte por el afán de disfrutarlo y no por ganar o lograr un resultado específico.

“La práctica en sí misma ya le da al niño o al adolescente la experiencia de pérdida y de victoria; entonces, ganar no debería ser el objetivo principal, no hay que agregarle un componente adicional de angustia o de estrés con la posibilidad de ganar o de perder una competencia. Esta postura propicia que la victoria se vea como la única opción, la competencia poco sana, que haya baja tolerancia a la frustración, la angustia y, por último, puede llevar a que el niño o adolescente desista de la práctica del deporte que podría, en circunstancias óptimas, mantenerse como un pasatiempo muy saludable o la práctica de alto rendimiento”, concluye.

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