25

Mar

2022

Artículo de opinión

Ellos oyen latir el corazón de su madre

Hoy pensamos en los niños no nacidos; y, también, reflexionemos en la ayuda y apoyo que la mujer requiere. Unamos esfuerzos para darle a la mujer el sitial que merece, lleno de respeto y admiración.

Por Mariella Briceño. 25 marzo, 2022.

En el Perú desde el 2002, el 25 de marzo, fiesta de la Anunciación del Señor, cuando recordamos el momento en que el ángel Gabriel visitó a la Santísima Virgen María para decirle que sería la madre del Salvador, celebramos el Día del Niño por Nacer. Fue instituido para crear conciencia sobre la defensa del derecho a la vida desde su concepción.

Reflexionar sobre el derecho a la vida desde su concepción es algo natural para quienes cuidamos la humanidad. Hoy, vemos con mucho dolor aquellos cochecitos vacíos de niños ucranianos. Nos duele palpar cómo se puede atacar la vida humana; y, al ver esas imágenes de desconsuelo y sufrimiento decimos: aquí hay algo que no está bien.

Ese mismo dolor sentimos cuando hay un aborto provocado. Esto es matar a quienes no se les permitirá ver la luz del día, aunque ellos sí han sentido el latir del corazón de su madre.

Reflexionar este día sobre el niño por nacer nos lleva a pensar también en la madre, en aquella mujer embarazada, que vive lo más propio de su ser femenino: la maternidad física o espiritual.
La mujer está llamada o hecha para dar la vida, para humanizar al ser humano y entristece cuando hay voces que le dicen que eso es esclavitud, que es atarla y ponerle cadenas; nada más falso. Los hijos son fruto del amor, de ese amor puro y pleno entre un varón y una mujer en cuanto distintos y complementarios. Está en todos recuperar la educación para el amor, darle el verdadero sentido a la sexualidad humana, para que sea bien vivida y descartar que se convierta en un arma de poder y manipulación.

A la mujer se la respeta porque es digna, valiosa, es la fuente de la vida, la que armoniza, acoge, une. Es inhumano cuando se le pretende utilizar como objeto de placer y quitarle el valor de su feminidad, su preocupación y atención al ser humano, su cuidado.

Hoy, la mujer da muestras al mundo entero de sus capacidades. La vemos desempeñar cualquier profesión y en muchos casos son las que obtienen las mejores calificaciones tanto en la escuela como la universidad, debido a su esmero y a su responsabilidad en hacer bien las cosas.

La familia está abierta a recibir la vida. Sabemos que la mujer tiene un tiempo de fertilidad, pero cuando esto pasa son los hijos los que se encargan de recibir a nuevos miembros. En mi caso, estoy a puertas de recibir a mi séptimo nieto, al cual esperamos con mucha ilusión, alegría y esperanza.

Hoy pensamos en los niños no nacidos; y, también, reflexionemos en la ayuda y apoyo que la mujer requiere. Unamos esfuerzos para darle a la mujer el sitial que merece, lleno de respeto y admiración.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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