22

Feb

2016

Por Diana Aguirre Manrique

Ser “Patrimonio de la Nación” es un punto de partida

Hace unas semanas circuló en Facebook un artículo en el que se trasmitía la preocupación de Graciela Mota Botello (Icomos-México) porque la denominación como Patrimonio Mundial se buscaba solo con motivos turísticos y económicos. Esta situación se da con todos los reconocimientos. En nuestro país, por ejemplo, conseguir el título de Patrimonio de la Nación […]

Por Diana Aguirre Manrique. 22 febrero, 2016.

Hace unas semanas circuló en Facebook un artículo en el que se trasmitía la preocupación de Graciela Mota Botello (Icomos-México) porque la denominación como Patrimonio Mundial se buscaba solo con motivos turísticos y económicos. Esta situación se da con todos los reconocimientos. En nuestro país, por ejemplo, conseguir el título de Patrimonio de la Nación se convierte en una meta, cuando en realidad debería ser el inicio de la mejora en la gestión de estos patrimonios.

Nos alegramos y festejamos con los reconocimientos nacionales o internacionales que recibimos por Aypate (2014), la Filigrana de plata (2010), el Sombrero de paja (2013) y la fiesta del Señor Cautivo (2013) y, sin duda, ha habido pequeños avances de gestión que deben reconocerse. Sin embargo, quedan siempre preguntas sin respuestas claras ¿Cómo han impactado estas declaratorias en la calidad de vida de los poseedores de las prácticas artesanales? ¿Cuánto ha mejorado el consumo interno de estas artesanías? ¿Cómo ha contribuido la declaratoria en la mejora de la organización territorial en la fiesta del Señor Cautivo?, entre otras. 

Está claro que en nuestra región, la puesta en valor del patrimonio no es una prioridad, solo le prestamos atención a estos bienes en la medida que se le asocia al sector turístico. No se entiende que deben ser tratados como bienes únicos y especiales, que tenemos el deber de protegerlos para el beneficio de la comunidad y no solo para los visitantes.

Por lo tanto, hace falta una visión integral del patrimonio que lo sitúe siempre en su contexto territorial y, por ende, relacionado con otros sectores: educación, turismo, medio ambiente, infraestructuras, economía, etc. Es decir, debemos otorgarles ese reconocimiento, como lo dice claramente Graciela Mota, sobre todo para promover su cultura.

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