Como voluntaria, agradezco haber sido parte de la familia de MUNAY, de poder trabajar con un grupo de personas que me han hecho sentir cómoda y bienvenida en el voluntariado (sobre todo porque puedo llegar a ser muy tímida estando en un ambiente en el que no conozco a nadie). El proceso fue divertido y me permitió conocerme mejor y desarrollarme mejor como persona. Es increíble ver el esfuerzo que todos hacemos para llevar el amor, deseo y voluntad de MUNAY a nuestros niños, y siempre me alegro de poder ver sus rostros llenos de emoción a la hora de realizar las diferentes actividades que tenemos planeadas. Toda esta experiencia es un recuerdo que voy a guardar y que espero poder compartir.

Gabriela Alegría Paz.


Mi experiencia como voluntaria me ha llevado a conocer la realidad de muchos niños, los cuales nos han permitido brindarles un ambiente recíproco y armonioso, en donde todos hemos compartido buenos valores y momentos gratificantes. En Munay encontré esa oportunidad de poder ayudar a otros, y como familia, adquirimos el compromiso de seguir trabajando a través de pequeños proyectos que nos permitan llevar alegría y enseñanzas a nuestros niños. Ser voluntaria es un acto de amor, pues te permite desarrollar y compartir tus capacidades con los demás y sobre todo aprender unos de otros. Es esencial que los jóvenes se involucren a dar lo mejor de sí en cada voluntariado. Esto contribuye a la formación profesional y humana.

Ramona Mercedes Montero Bereche.


Ser parte de MUNAY es una experiencia gratificante que me permite conocer y entender otra realidad, valorar muchos aspectos de mi vida y conocer a otras personas con la misma ilusión de querer ayudar los niños y adolescentes; realizando proyectos sociales que buscan mejorar la calidad de vida de las personas. Estoy muy orgullosa de ser parte de esta familia, MUNAY me enseña que se puede ser feliz con muy poco y no hay nada que llene más que la sonrisa de un niño.

María Ángela Rodríguez Neyra.