03

Abr

2023

Artículo de opinión

Palabras de la arquitectura vernácula

Se conoce como arquitectura autóctona, tradicional o vernácula al conjunto de soluciones constructivas basadas en la tradición, en el saber popular y que pueden ser interpretadas como una manifestación de identidad regional.

Por Carlos Arrizabalaga. 03 abril, 2023.

Ciudades y pueblos han desarrollado “extraordinarias y genuinas formas arquitectónicas en la costa y en la sierra”, y el Perú virreinal habría dado lugar, según Héctor Velarde, a “mezclas y fusiones de originalidad inconfundible”.

El Diccionario de Peruanismos DiPerú (2015), de la Academia Peruana de la Lengua, recoge vocablos como “pirca” (muro de piedras), “enchapar” (cubrir con maderas) y “horcón” (tronco que sirve de base para sostener el techo), entre otros varios. El método aplicado por Julio Calvo en la dirección del proyecto lexicográfico ha permitido descubrir algunos términos que no registran otros repertorios, como “encerche” (estructura con varas paralelas entretejidas o atada con soguilla, en la que se apoya el techo, una plataforma para el segundo piso o una estera para la tasajera). Sin embargo, faltan términos como “quincha” (material constructivo hecho con barro y caña o carrizo), como suele ocurrir cuando los investigadores buscan palabras difíciles y olvidan las más usuales.

Existe cierta correlación entre palabras y cosas. Se escogen palabras singulares para llamar a las cosas cuando hay conciencia de que se usan técnicas o materiales originales. Algunas han quedado limitados al ámbito rústico, aunque en algunos casos, luego de haber permanecido por décadas en desuso, vuelven a cobrar vitalidad gracias al trabajo restaurador de la arquitectura vernácula. Incluso, se convierten en paradigmas de la identidad regional, como ocurre con los “mojinetes” (o fachadas en mojinete) de Tacna y Moquegua, que se destacan como elementos o señas de identidad en el paisaje urbano de ambas ciudades. Algo similar ocurre con la “piedra termal” de Huancavelica y el “sillar” de Arequipa. Curiosamente, tampoco figuran en el DiPerú, ni aparece “enchaclar”, que es una técnica usada antiguamente en Cusco para impermeabilizar los techos: sobre los tijerales de par y nudillo, descansa el enchaclado de carrizo y torta de barro, para soportar las tejas de arcilla cocida.

En la localidad de Montero (Ayabaca) hemos podido ver un viejo “enserche” (con ese). En Piura, se llamaban así los cielorrasos de barro y pajual. Hacen referencia a la importancia que tuvo en la región el barro, la caña y el maguey como materiales para la construcción de viviendas y de iglesias y el desarrollo de técnicas a base de quincha o bahareque. Ya nadie fabrica enserches y es más fácil construir con ladrillo y tripley (o triplay). Para que pegue bien, amasaban el barro con resina de distintos árboles locales. La arquitectura actual tiende hacia la sostenibilidad ambiental y una característica esencial de la construcción vernácula es que siempre busca la mejor adaptación al clima y al medio local con el uso más eficiente de los recursos disponibles.

El vocablo “enserche” es una nominalización del verbo “enserchar” que, a su vez, deriva de “cercha”, que es un viejo nombre de ciertos elementos de madera con los que se construyen los tejados. En Tumbes y Tambogrande encontramos “inserchos”, que son paredes de barro y quincha amarrados con varas de maguey o caña. El mismo término cambia para designar una realidad asociada también a la construcción.

Las voces empleadas en los diversos oficios implicados en la edificación forman un conjunto muy grande que abarca varios sectores como la carpintería, albañilería, gasfitería, etc. Constituye una terminología en la medida en que pertenecen a un ámbito limitado dentro de cada comunidad idiomática y porque procura clasificar un sector de la realidad de acuerdo con un criterio científico o técnico ajeno al propio lenguaje, aunque en este caso se trataría de una terminología popular en las que el aspecto técnico está más matizado por el uso popular. Sería bueno que el DiPerú se actualice también con este vocabulario, entre otros varios, porque no son peruanismos solo las jergas y las palabras rebuscadas.

En una región en la que las lluvias destruyen tenazmente todo lo que se construye tal vez parezca un desatino preferir el barro al cemento armado. Sin embargo, los antiguos hacían viviendas que se podían reconstruir con facilidad y rapidez y, quizás los enserches nos enseñan algo más que técnicas arquitectónicas. Recuperar la construcción tradicional con adobes, quincha, enserches y pircas tal vez nos ayude también a reafirmar la identidad regional; y, quizá, nos ayude a reconstruir con sabiduría.

Este es un artículo de opinión. Las ideas y opiniones expresadas aquí son de responsabilidad del autor.

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