Concientizar a la población desde los más pequeños, lo niños, hasta las personas adultas, es lo más bonito de la experiencia Cima. Es muy satisfactorio ver que no solo embelleces un lugar sembrando árboles, limpiando la basura o enseñando a niños temas ambientales, sino la sonrisa llena de felicidad de cada niño o cada una de las personas de la comunidad en la que trabajas.

Noer Campos