Túpac Yupanqui El Resplandeciente. Tomo II

El Gobernante. Tenía la psicología del caudillo. Ordenaba sin hablar, convencía con su ejemplo. No encendía, inflamaba; no conducía, arrastraba. Su figura suscitaba fervor. Siempre obtenía victorias maravillosas con las que extendió su señorío, según los cronistas. Pasada la lucha, descansaba. Dormía el guerrero y despertaba el gobernante. Pero siempre estaba alerta, jamás descuidado. Sabía que para conservar la paz debía estar listo para la guerra. Nunca fue sorprendido ni invadido, tampoco culpablemente derrotado.