¡Habla!

Por , publicado el 15 de mayo de 2025
El papa León XIV responde el saludo de unos piuranos en Roma de manera correspondiente a un trato de confianza en un tono familiar y coloquial. Esta expresión de saludo peruana no está registrada en el DiPerú (2016), que registra varias locuciones habituales en el país andino: hablar como perico, hablar rocas, para decir que se habla mucho o que se dicen disparates. El equipo que preparó el diccionario tuvo cuidado en registrar también los usos pragmáticos habituales en el Perú. Y esta expresión, convertida casi en una interjección feliz de acogida, es muy habitual, tanto que el sociólogo Julio Hevia lo usó como título de un libro dedicado a la idiosincrasia nacional: ¡Habla, jugador! Gajes y oficios de la jerga peruana (2008). En efecto, la jerga peruana, como todas las jergas, tiene una naturaleza camaleónica, pero esta expresión tiene ya años en el habla coloquial peruana. Aparece en las conversaciones de la novela de Jaime Bayly, Los últimos años de La Prensa (1996):
–Solo tengo una duda –dijo el Tigre, y dio una pitada a su cigarrillo.
–Habla, Menotti –dijo el Negro Aliaga. (p. 217).
Sin duda está relacionado con otro uso coloquial del imperativo, que sirve para solicitar aclaraciones o disculpas en el trato coloquial, como también se refleja en la novela del limeño:
 –Igualito que el señor canoso de enantes. Igualito.
–¿Cómo que igualito? Habla bien, pues, hijita. (p. 123)
El uso coloquial es una invitación al diálogo y a la conversación, algo tan importante en la costa norte del Perú, que no es extraño que monseñor Prevost la haya incorporado en su propia forma de hablar castellano, aunque claramente su uso se suscita porque hay unas circunstancias de cariño y cercanía hacia la gente que se ha ganado el corazón del papa misionero.

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