¡Circulando!: El uso imperativo del gerundio

Por , publicado el 14 de agosto de 2017

El gerundio, el infinitivo y el participio son llamados formas no personales del verbo o verboides. Las tres se caracterizan porque carecen de la flexión de persona, de tiempo y de modo. La flexión de género y número también se encuentra ausente en dichas formas, salvo en el participio: Logré conseguir un folleto impreso, Logré conseguir quince copias impresas; pero no cuando dicho verboide forma parte de un tiempo compuesto formado por el auxiliar haber: Karla ha impreso todo el trabajo, Karla ha impreso dos separatas.

Cada uno de dichos verboides expresa un aspecto. El participio tiene un valor perfectivo: Texto escrito en español, el texto ya ha experimentado la acción que escribir indica; el gerundio tiene valor durativo: Escribiendo un texto en español, señala el proceso en curso; y el infinitivo posee un aspecto neutro: Escribir un texto, pues no indica si el proceso se está realizando, ya ha sido finalizado o se efectuará más adelante.

Con respecto al gerundio, como ya se ha indicado, expresa un proceso que se encuentra en curso; pero, además, uno de sus usos particulares es el de imperativo, es decir, denota mandato, ruego o exhortación. Por ejemplo, en oraciones como ¡Andando! Tienes que terminar de limpiar todo; ¡Volando! Fuera de mi vista; el emisor de dichos enunciados pretende que el receptor responda a su orden, apurarse a limpiar y desaparecer inmediatamente de su vista. También son utilizados con dicho valor, aunque de manera menos extendida, gerundios como apurándose, circulando, moviéndose, corriéndose, pagando, avanzando, saliendo, arreando (este último utilizado en España): ¡Apurándose!, que no queda mucho tiempo; ¡Señores, circulando, al fondo del bus!; Ya descansaste bastante, ahora ¡avanzando!

Asimismo, con uso imperativo se encuentra en el ámbito deportivo el gerundio pasando: Rápido, jóvenes, pasando la pelota a su compañero; y entre los técnicos audiovisuales, el gerundio grabando, para indicar que se inicia una grabación: ¡Silencio! Uno, dos, tres, ¡grabando! Cuando alguien interrumpe una conversación telefónica mientras la línea está ocupada, en Venezuela y otros países del área caribeña se emplea el gerundio hablando omitiéndose el verbo estar: ¡Hablando! Cuelga el teléfono, José. En España, en el lenguaje de los camareros se utiliza marchando, para referir que se está preparando o está en marcha el pedido que se acaba de realizar: ¡Marchando una tortilla de patatas, joven!

Así, sabemos ahora que es posible utilizar el gerundio, no solo cuando queremos indicar una acción en proceso, como en Estoy escribiendo un artículo para Castellano Actual; sino también, cuando necesitamos expresar una idea con sentido imperativo: ¡Andando! Aprendamos más sobre el uso de nuestro idioma.

Regina Victoria Rosas Yamunaqué

Un comentario

  • Carlos A. Gainza dice:

    Desde chicos, en casa el papá, la mamá o su ayudante nos han hablado en castellano. Agradezco haber tenido la suerte de que ese castellano fuera bastante bueno y que haya sido la base de lo que hoy sé.
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    Pero leyendo el artículo de hoy “El uso imperativo del gerundio” me percato que en el tiempo de formación y fijación del castellano, del idioma, ninguno conoce toda esa terminología y creo que lo único o poco que sabe (con términos) es la noción de pasado, presente y futuro: ayer, hoy y mañana.
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    Pero, en general, se habla razonablemente bien. Cuando se decía “se ha rompido”, de inmediato uno era corregido. Claro que si los mayores decían “nadies vinieron a …” No había quien pudieran corregir.
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    El imperativo era el mandón. El gerundio solo se usaba para identificar al regañón o quejoso. El pluscuamperfecto era aquel que sabía mucho y, antipáticamente, se la pasaba corrigiendo al que decía algo incorrecto.
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    A qué voy con todo esto. A la gran masa, a los no doctorados en Letras y con solo una precaria instrucción de colegio, con las reglas gramaticales del idioma aprendidas por ósmosis con solo oír y leer (oír mucho y leer poco), ¿como explicar el correcto hablar y escribir sin toda esa terminología con mil reglas y un millón de excepciones? Difícil reto, no?

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