Quién no ha tenido un día de miércoles

Por , publicado el 25 de mayo de 2015

miercoles

Probablemente, muchos deben haber tenido un día de miércoles durante la semana, ya sea porque en el trabajo el gerente decidió reordenar al personal, o porque, de pronto, el gobierno determinó reajustar el precio de la gasolina. No obstante, más de uno, incluso con el ánimo exacerbado, habrá preferido utilizar el término miércoles, en lugar de otra palabra malsonante, con el fin de evitar herir la susceptibilidad de los demás. Así como el término miércoles, reordenar y reajustar, citados en las expresiones líneas arriba, permiten manifestar de un modo menos desagradable la idea del despido de personal y la del alza de precios, respectivamente.

Como podrá percibir, estimado lector, en diferentes situaciones los hablantes evitamos, conscientemente o no, utilizar ciertas voces o expresiones demasiado crudas, groseras, de mal gusto o carentes de cortesía, y las sustituimos por otras que maquillen el sentido: No olía precisamente a rosas en lugar de decir que el ambiente apestaba o despedía mal olor. Este tipo de recurso metafórico de la lengua que permite nombrar algo con otras palabras con la intención de mejorar la alusión al referente ocultando su vulgaridad, agresividad, fealdad o inconveniencia de significado se le denomina eufemismo.

El eufemismo responde a una actitud disimuladora o encubridora, mediante una expresión que disfraza, como diría Manuel Casado (Lenguaje y cultura, 1991). Es tan sugerente el significado directo de la palabra, que se busca un recurso semejante que diluya el sentido de lo expresado; por ejemplo, las palabras muerte y morir son las más evitadas en todas las culturas y se las sustituye por eufemismos como La Pelona, descanso eterno, cerrar los ojos, pasar a mejor vida, etc.

Roldán Pérez, citado por Manuel Casado (Lenguaje, valores y manipulación, 2010), distingue entre eufemismos humanitarios (o de convivencia social) y eufemismos mendaces. Los eufemismos humanitarios, maquilladores de realidades negativas, están relacionados con los defectos físicos o psíquicos y las enfermedades; estos sustituyen a las nombres que han adquirido un significado grotesco, despectivo, triste o hiriente: invidente por ciego, tardo de oído por sordo, estrábico por bizco, de habilidades especiales por discapacitado, etc.

Los eufemismos mendaces, en cambio, son aquellos cuyo propósito trasgrede el principio de veracidad, base de la comunicación y de la vida en sociedad. Este tipo de eufemismo proporciona a la expresión la idea de una acción honrada cuando la realidad de esta tiene un nombre propio bien diferente y condenatorio; por ejemplo, interrupción voluntaria del embarazo por aborto, los bombardeos ocasionaron daños colaterales por víctimas civiles, se produjo una limpieza étnica por genocidio.

No obstante, existe también un considerable número de eufemismos que no son propiamente disimuladores ni necesariamente mendaces. Son los llamados por Manuel Seco (citado por Manuel Casado, 2010) eufemismos magnificadores de realidades que no son negativas, y se utilizan en el lenguaje administrativo para realzar determinadas actividades o profesiones; por ejemplo, el albañil es hoy trabajador de construcción, los tenderos o comerciantes son empresarios, el peluquero es el estilista, etc. Como se puede observar, este tipo de eufemismo busca la sonoridad atrayente de la palabra. En el campo administrativo hay una fuente inagotable de expresiones eufemísticas disimuladoras y magnificadoras. Son conocidos los nombres biensonantes de las subidas de precios: reajuste, retoque, revisión, cambio de tarifas, ordenación de precios, etc.

En conclusión, debemos prestar bastante atención a los eufemismos que se han extendido, porque podrían disfrazar el lenguaje a tal punto de incumplir con el deber ético de hablar con claridad y con la verdad. Recordemos, estimado lector, que los eufemismos no pretenden cambiar la realidad, sino la manera de referirla con el fin de no producir un efecto de rechazo. En ese sentido, solo cuando el hablante quiera ser cortés y responsable con lo que comunica, estará justificado el uso de los eufemismos.

Cynthia Briceño Valiente
Universidad de Piura

9 comentarios

  • Oscar Tirado Moya-Méndez dice:

    Excelente, suelo utilizar el eufemismo, aunque no sabía que se llamaba así. Gracias por la información.

  • Jesús dice:

    ¡Interesante!

  • Roberto C Door Nyul dice:

    Excelente!!
    Srta (o Sra?) Briceño: aparte de este comentario, tengo que usar este espacio para contactarme con migo e informarte que en “fundeu.es” leí tu articulo sobre la preposición “a”, hice mi comentario y la página web no me aceptó el “Enviar”.
    No solo quería darte mi punto de vista de Ingeniero sobre el uso incorrecto de “a” (que transcribo al final), sino que quería preguntarte si mi amigo, el Economista Arturo Briceño, tenía algún parentesco contigo. De ser así, te agradeceré que le envíes mi e-mail, rocador@gmail.com, a Arturo, así nos re-contactamos ya que le perdí la pista y no se si volvió a Lima o sigue en USA.
    Saludos,
    P.S.: Como ingeniero, no estoy de acuerdo con el “dedeismo” del Sr Morales. Cuando el complemento es un sustantivo cuyo sentido es el de ‘medio” o elemento, con el que funciona el Sujeto, se debe usar “a”.
    El reloj no está hecho “de” cuerda sino que funciona “a” cuerda y por eso es un reloj a cuerda; Asimismo, la máquina a vapor no está hecha de vapor sino que funciona con vapor..
    Por ello, es correcto “olla a presión” que aparece en el Diccionario de la lengua española (2014). Respecto a la expresión, olla “de” presión, es otro “dedeismo” como reloj de cuerda y máquina de vapor!

  • Andrea dice:

    Considero que el eufemismo “persona de habilidades especiales” debería considerarse de tipo mendaz, según lo que se presenta en este texto. La primera vez que lo escuché, la persona que lo dijo se sintió ofendida porque yo entendí que se refería a personas superdotadas.

  • Rafael Noriega dice:

    ¿”Ordenación de precios”? ¿Se puede usar ordenación en éste caso?

  • Castellano Actual dice:

    Estimado Rafael:
    Según el Diccionario de la lengua española (2014), el término ordenación presenta ocho acepciones. Al ejemplo ordenación de precios le corresponde la tercera: ‘colocación de las cosas en el lugar que les corresponde’. Así pues, es correcto el uso de la palabra ordenación en este caso.
    Saludos cordiales,
    Castellano Actual

  • Graciela dice:

    No me quedó claro si “día de miércoles” es el eufemismo usado por “día de mierda” o el miércoles, como día de la semana, tiene alguna connotación especial.
    Muchas gracias.

  • Paco (con ñ) dice:

    Efectivamente, Graciela:
    Como se puede advertir en el texto aportado por Castellano Actual, la palabra “miércoles” está escrita en letra cursiva —yo como no dispongo de ese recurso, la entrecomillo—. Eso en el lenguaje escrito.
    Cuando hablamos, también muchas veces le damos un tonillo especial alargando un poquito la primera e, resultando algo así como “mieeercoles” como que vas a decir lo que al final, por recato, no dices.

  • Omar dice:

    En efecto usar miércoles es un eufemismo, pero quisiera saber por qué miércoles y no decir lunes. Obviamente es por el parecido fonético y coincidencia en algunas de las letras entre miércoles y mierda. Es esto además de un eufemismo, una paronomasia?

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