Los cumplidos 

Por , publicado el 8 de marzo de 2023

A propósito del Día Mundial del Cumplido celebrado hace poco (1 de marzo), podemos aprovechar para hablar de este tema. Y es que, en el proceso de enseñanza-aprendizaje de una lengua −más si no es la propia−, es importante también que el alumno sepa reconocer qué es un cumplido, cómo formularlo, a quién puede dirigirlo, pero también cómo responder ante uno, lo cual no solo supone el conocimiento del idioma para poder formar el enunciado (¡Qué linda tu casa!; ¡Estás estupendo!), sino también el de los patrones culturales o sociales que influyen en este acto comunicativo. 

En primer lugar, un cumplido es una ‘acción obsequiosa o muestra de urbanidad’ (DLE, 2014); esto es, una muestra de cortesía hacia el otro que se espera que sea sincera y respetuosa. Así, hacer un cumplido es un acto de habla expresivo de cortesía positiva, por el que un hablante se muestra solidario con el interlocutor, sea para afianzar las relaciones entre ambos o para permitir la fluidez de la interacción, contando con la buena disposición del receptor.  

Generalmente, la enunciación de un cumplido se hace de manera directa, especificando la circunstancia que lo motiva: un traje nuevo, una buena comida, un corte de pelo, etc., pues son actos que van dirigidos a ensalzar la imagen positiva del interlocutor (sentirse apreciado, reconocido). Sin embargo, hacer un cumplido no siempre es tarea fácil, por lo que hay que cuidarse de no caer en la lisonja o la exageración, que serían vistos como cumplidos falsos, que buscan algo a cambio, lo que repercutiría en la imagen del emisor del cumplido, presentándolo como interesado o adulador (sobón, franelero en el habla coloquial peruana).

Asimismo, hacer un cumplido requiere cierto grado de familiaridad o cercanía con la persona que los recibe. Por lo general, en el ámbito hispánico, los cumplidos se dan entre personas conocidas o recién conocidas, con un mayor o menor grado de confianza, ya sea en situaciones formales o informales (el peluquero a la cliente después de haberla peinado), pero no entre dos desconocidos que coinciden, por ejemplo, en un consultorio médico o en el ascensor. Esto es, en la cultura hispana, el cumplido no se emplea como una estrategia para romper el hielo en situaciones comunicativas de tensión o como toma de contacto entre desconocidos, ya que resultaría una actitud intimidante.  

De otro lado, recibir un elogio tampoco es tan sencillo como parece. El cumplido es un acto de habla que supone una respuesta del receptor, colocándolo en una situación comprometida, ya que el recibir un cumplido sitúa al receptor en un nivel superior al del emisor, por lo que queda en sus manos el restablecer o no la situación previa al cumplido. En este sentido, ante un cumplido como ¡Qué guapa te ves hoy!, dicho por una compañera de trabajo a otra, Haverkate (La cortesía verbal, 1994: 93) opina que hay tres formas en que quien lo recibe puede responder a este, emitiendo así una respuesta preferida (la socialmente esperada): i) aceptar el cumplido reduciendo el elogio (¡Ay, gracias! Hoy sí me ha dado tiempo de arreglarme un poquito más); ii) aceptar el cumplido atribuyendo el elogio a una tercera persona (Gracias; en realidad, hoy me maquilló mi hermana, que es una experta); iii) devolver el cumplido (¡Tú también te ves linda!). No obstante, el receptor también podría optar por reafirmar el cumplido, es decir, por una respuesta no preferida que contraviene la cortesía positiva (Claro, ¿qué esperabas?; Sí, me lo merezco; Sí, ya lo sabía, etc.). En este caso, al menos en la cultura peruana, si la persona no da a esta respuesta un matiz irónico o cómico, se consideraría una muestra de altivez o autocomplacencia. 

Con todo, cabe matizar que hacer un cumplido y responder a él viene influido por las conductas sociales esperadas en una comunidad, en una cultura y, por tanto, puede dar lugar a choques culturales. En Perú, por ejemplo, es muy común hacer un cumplido referido a la comida, sea en un restaurante, sea en una casa familiar o de un amigo (¡Está buenazo!, ¡Te quedó riquísimo!; ¡Está para chuparse los dedos!). El elogiar la comida es un cumplido, diríamos, esperado por quien ofrece o cocina; el no hacerlo podría suponer para quien lo espera una muestra de descortesía. Como ya se ha dicho, es frecuente que, al recibir un cumplido, este se minimice o se responda con humor para restarle importancia. Por ejemplo, ante un cumplido como ¡Qué arregladita has venido hoy!, una respuesta posible sería Gracias, es que tengo una reunión importante; o Gracias, es que me he bañado. Incluso, si ante un halago se responde simplemente gracias, este agradecimiento probablemente venga matizado por un gesto, una entonación diferente (graaaacias) que indique cortesía o minimización de lo elogiado. 

Por último, y ya que la mujer suele ser la receptora de este tipo de textos, el mejor cumplido para una mujer (a propósito de su Día) −y para cualquier persona en general−, será el que se diga con sinceridad, respeto y valore su esfuerzo, así como su rol en el desarrollo de una sociedad más justa, más libre y con igualdad de oportunidades. 

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