Extranjerismos del mundo cinematográfico

Por , publicado el 25 de abril de 2016

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El mundo del cine nos sigue encandilando a grandes y chicos. Desde su creación, allá por el siglo XIX, ha despertado en cada uno de nosotros una irresistible fascinación por mundos fantásticos que solo la literatura los había conseguido. El cine no solo es un importante referente cultural cada vez más universal, constituye, sobre todo, un vehículo lingüístico, principalmente anglófono, que se va imponiendo entre los cinéfilos y que muchas veces a los hispanohablantes nos resulta no solo difícil de pronunciar, sino especialmente de entender.

Ya el «cuidado, spoiler» se hace cada vez más frecuente al inicio de cada artículo o reportaje de una película o serie televisiva que pretende advertir al lector sobre información anticipada que puede provocar cierto desencanto al enterarse antes de tiempo sobre algunos hechos. Poco a poco nos vamos familiarizando con el neologismo precuela, creado a partir del anglicismo prequel para referirnos a una película que relata hechos anteriores a una ya existente. Así, se han hecho mundialmente famosas las precuelas de la Guerra de las galaxias, que en cada entrega convoca a cientos de cosplayers (de costume play o juego de disfraz), fanáticos disfrazados de sus personajes favoritos.

Con el fin de conseguir cada vez más espectadores, se monta un aparato logístico publicitario que promueve el film con grandes dosis de intriga (teaser) ofreciendo, a manera de anticipo, solo información fragmentaria. Ahora bien, en torno a las nuevas adaptaciones –tan de moda últimamente‒ circula el conocido término remake en lugar de nueva adaptación o nueva versión. Incluso en una misma entrega nos podemos encontrar con personajes que han sido protagonistas en sus propias películas. Para estos casos se está utilizando el extranjerismo crossover en lugar de las formas castellanas cruce, híbrido, encuentro, fusión o mezcla. Y si se trata de admiradores o fanáticos están los fans, los fandom o conjunto de aficionados o fanáticos y los fanfic (de fan fiction) o relatos escritos por los seguidores que no satisfechos con lo allí contado inventan nuevas historias. El no perder audiencia o seguir enganchando a más y más espectadores ha hecho que muchas secuelas o series tengan un final de suspenso o cliffhanger (que significa literalmente ‘colgante de un acantilado’ o ‘al borde de un precipicio’), que según los expertos, puede ser simplemente una imagen o una acción que cierra la película, pero que se espera continúe en la siguiente entrega.

Otros términos, en cambio, ya se han asentado en nuestro léxico hispano y se han sometido a la normativa: así el glamour ha pasado a ser glamur, el western lleva ya la marca hispana en wéstern y en el plural wésterns utilizado tanto para el género cinematográfico como para la película y que incluso ha desplazado a la expresión «película del Oeste». Tráiler y el plural tráileres es preferido a avance por lo que, probablemente, terminará imponiéndose. Lo mismo puede que ocurra con el galicismo première (escrito también premier y premiere) en lugar de su equivalente en español estreno. No parecen correr la misma suerte los extranjerismos celebrity, pues se prefiere celebridad o el más común famoso; lo mismo que banda sonora en lugar de soundtrack; detrás de cámaras en lugar de making of; película de suspense o de suspenso en lugar de thriller; y éxito de taquilla en lugar de blockbuster.

Como es ya sabido, no es nada nuevo recibir voces de otras lenguas. Esto ha sucedido a lo largo de la historia del español, recordemos que circulan voces provenientes del árabe, del francés, del italiano, del portugués, etc. Sí es cierto que muchas palabras procedentes de lenguas extranjeras han sufrido un proceso de adaptación, es decir, se han «acomodado» a los patrones fónicos y gramaticales del español; otras, en cambio, no lo han hecho, son los llamados extranjerismos «crudos» o no adaptados y se caracterizan porque la grafía y la pronunciación son las mismas de la lengua de origen. Sin embargo, otras veces mantienen la pronunciación tal y como hizo su ingreso a la comunidad: por ejemplo, en Perú pronunciamos [jáls] de caramelos Halls; mientras que en España dicen [jóls]. Son dos modos distintos, en este caso; y ambos válidos.

En el cine, aún son pocos los extranjerismos que están pasando por el proceso de adaptación, de ahí que se recomiende usarlos con precaución y, en todo caso, debamos ajustarnos a lo que en la Ortografía de la lengua española se recoge con respecto a los extranjerismos: «deben escribirse siempre en los textos españoles con una marca gráfica que destaque su condición de palabras pertenecientes a otra lengua: preferentemente en cursiva en la escritura tipográfica (siempre que el texto base esté escrito en redonda; pero en redonda, si el texto base está escrito en cursiva) y entre comillas en los textos manuscritos, donde no es posible establecer la oposición entre la letra redonda y la cursiva» (2010: 601).

Eliana Gonzales Cruz
Universidad de Piura

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