Avatar, hilo, finde, trolear, emoji, COVID… 

Por , publicado el 9 de diciembre de 2020

A propósito de la actualización 2020 del Diccionario de la lengua española (DLE), cabría refrescar el concepto de neologismo, puesto que se han incluido o bien nuevas palabras, o bien nuevas acepciones a términos ya registrados como avatar que, en el mundo internáutico, vendría a ser la representación gráfica de la identidad virtual de un cibernauta.

En el siglo XVIII, comúnmente llamado el Siglo de las Luces, el término neologismo tenía una carga peyorativa, pues designaba una afectación en la forma de expresión. Dos siglos después, ya no es despectivo, alude a la unidad léxica que nace, justamente, porque la lengua no es inmutable. La sociedad del siglo XXI, más bien, acepta la innovación lingüística modificando o creando nuevos signos lingüísticos, ámbito propio de la neología o, lo que es lo mismo, estudio o proceso de formación de neologismos.

Ferdinand de Saussure, el padre de la lingüística estructural, ya en sus clases de la Universidad de Ginebra (1906-1911) explicaba que el signo podía variar a través del tiempo. Él hablaba de la mutabilidad en la diacronía, es decir, un cambio en la evolución de la lengua.

Por un lado, es verdad que el tiempo asegura la continuidad de la lengua; hay inmutabilidad, de lo contrario, no podríamos entendernos. Por otra parte, también produce otro efecto: alterar los signos lingüísticos.

Con esto, tratamos de explicar que los términos nuevos se originan por las necesidades comunicativas de los hablantes y que esta mutación de la lengua no se da de un día a otro; se analizan varios criterios, se siguen distintos procedimientos de formación de palabras y se verifica la aceptación del neologismo en una determinada comunidad lingüística.

La lengua muta de distintas maneras, así puede haber desplazamiento del significado, ya que un mismo término es capaz de significar distintas realidades (hilo: ‘hebra larga y delgada de materia textil’ o ‘cadena de mensajes publicados sobre un mismo tema en entornos digitales’). Asimismo, un desplazamiento del significante, donde el vocablo altera la secuencia fónica o la unión de fonemas (finde: acortamiento de fin de semana). Igualmente, la combinación de ambos, o sea, permutaciones tanto en el significante como en el significado (trolear, del noruego e inglés troll ‘ser sobrenatural’ y el sufijo castellano ear, publicar mensajes provocativos, ofensivos o burlarse de alguien en el ciberespacio).

Por esta razón, no es extraño que la Real Academia Española (RAE) haya incluido, en la última versión electrónica 23.4 de su diccionario (DLE), neologismos como emoji o emoticón (imagen o icono digital), marquetear (promocionar un producto o a alguien), partidocracia (situación política con abuso del poder de los partidos), provida (opositor al aborto inducido, a la investigación con embriones humanos y a la eutanasia), etcétera.

Además, ha incorporado palabras relativas a la realidad que estamos viviendo por la pandemia de la COVID-19 como antirretroviral (que combate los retrovirus), coronavirus (virus que produce diversas enfermedades respiratorias en los seres humanos), coronavírico,ca (relativo al coronavirus), COVID (síndrome respiratorio agudo producido por un coronavirus), cuarentenar (poner algo o alguien en cuarentena), desconfinar (levantar las medidas de confinamiento impuestas a una población, o a parte de ella, en un territorio u otro lugar), desescalada (descenso o disminución graduales en la extensión, intensidad o magnitud de una situación crítica, o de las medidas para combatirla), distópico (perteneciente o relativo a la distopía), etcétera.

Tampoco sería insólito que agregue, más adelante, términos como resetear, guasapeardeletear, etc., pues ya en su versión de 2014 aparecían tuiteartuit, chatear, chat, chateo, emoticono, etcétera; y, en su versión de 2019, otros como arboricidio, agendar, cumplemés, identitario, mensajear, router, rúter, textearetcétera.

En síntesis, la evolución de la sociedad justifica la mutación paulatina de la lengua. Surgen neologismos ‘vocablos o acepciones nuevas’, que dejan con el tiempo de ser tales por su uso continuo, convirtiéndose en palabras cotidianas. Esperemos con fe que la COVID-19 sea solo un recuerdo en los años venideros y que el término caiga en desuso con la erradicación de la pandemia.

 

 

2 comentarios

  • Carlos A. Gainza dice:

    En el etcétera de la versión 2019 mencionado en la nota de Carola Tueros, ¿estará aperturar, de dar apertura?

  • FRACO VARGAS dice:

    TODO ESTE TEXTO NOS ENSEÑA SABER LAS PALABRAS DEL DICCIONARIO Y SU PROPOSITO Y “refrescar el concepto de neologismo”

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